Letras para él [✔️] |Canciones de verano 1

04. Propuestas sexuales

04. Propuestas sexuales

Anoche me fui a dormir pensando en Ilay. Subí apurada a mi habitación para ver si conseguía que me escuchase asomándome al balcón, ya que su ventana esta justo en frente, pero el mal nacido la cerró. Lo hizo a propósito, no tengo pruebas, pero tampoco dudas. Tardé demasiado en reaccionar y darme cuenta de que se había llevado mi móvil; cuando me resigné a que tendría que esperar al día siguiente para recuperarlo y que tendría que dormir sin música, empecé a pensar en nuestra conversación. Me encontré tumbada en la cama con la vista fija en el techo y, aunque le odio y no quiero que me toque, no pude evitar imaginar su mano perdiéndose entre mis piernas y nuestras caderas chocando antes de quedarme dormida.

Ahora lo estoy pensando mejor y no puedo sentirme más abochornada.

¿Cómo he podido fantasear con semejante gilipollas?

Es que está bueno, eso es indiscutible. Es alto, está en forma y tiene una presencia que lo vuelve atractivo más allá del físico.

Respiro hondo frente al espejo, llevo un cuarto de hora preparándome mentalmente para ir a recuperar mi móvil. Abro y cierro los puños varias veces para relajarme y me detengo justo al estirar la mano para abrir la puerta de mi dormitorio. Alguien está tocando la guitarra y la canción me suena mucho, sé que la conozco.

Me asomo al balcón curiosa con la intención de averiguar de dónde proviene el sonido, y mi mirada va directamente a la ventana de mi vecino; está abierta y él está ahí, sentado en una silla con una guitarra.

Está de perfil y tiene la cabeza gacha, parece estar demasiado concentrado, así que no disimulo mucho cuando me agarro de la barandilla del balcón y me quedo mirándole. Entonces llega al estribillo de la canción y por fin la reconozco, se trata de Satisfaction de los Rolling Stones.

—I can't get no satisfaction, I can't get no satisfaction —comienzo a cantar bajito—. 'Cause I try and try and try and try.

Yo sí que lo intento y no hay manera.

Suspiro frustrada y me dirijo decidida hacia la puerta. Lorena me saluda cuando paso por el salón, creo que es la única despierta en la casa; Miriam se habrá ido a casa de su novio porque desde que terminó las clases va a verle casi todos los días, no quiero ni imaginar qué hacen tanto tiempo juntos. Y papá supongo que estará trabajando en el juzgado, allí es donde conoció a mi madrastra; ella es abogada y él es juez. Le devuelvo el saludo con un gesto y salgo de casa envalentonada. Respiro hondo cuando estoy frente a la puerta de la casa de mi vecino y, armándome de valor, toco al timbre.

Había dado por hecho que sería él quien me abriría la puerta porque está en casa, pero no; es su madre quien me recibe.

—¡Hola, Lara! —saluda alegremente. Ana es mi vecina desde que tengo memoria y siempre me ha caído muy bien, es una persona muy agradable; está claro que su hijo no ha estado con ella estos últimos años o no sería así de gilipollas.

—Buenos días —respondo poniendo mi mejor sonrisa y llevándome las manos tras la espalda. Ilay se parece bastante a ella, mismos ojos verdosos y tono de cabello, aunque ella tiene la piel más pálida—. Había venido para ver a su hijo.

—Claro, pasa; Ilay está arriba.

Me quedo parada, el pánico atravesándome de arriba abajo.

¿Quiere que entre? No, no, no.

—Es para una cosilla rápida, si pudiera ba...

—No seas tonta y pasa —me interrumpe sin escucharme siquiera y mueve la cabeza indicándome que entre. Maldigo internamente y, con una sonrisa más forzada que mis ganas de vivir, entro en su casa—. Es increíble el calor que hace desde tan temprano, ¿verdad? —cuestiona con simpatía mientras me guía hasta las escaleras, la distribución de su casa es muy parecida a la de la mía. Asiento por inercia, estoy demasiado concentrada en el temblor de mis piernas como para prestar atención a sus palabras. Me hace un gesto indicándome que suba y yo aprieto los labios a modo de sonrisa una vez más antes de comenzar a subir los escalones. La música se escucha aún más alta, ahora no sé qué está tocando.