Campamento

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Damian Wayne- 9 años de edad.

En lo profundo de los callejones de Gotham, la oscuridad era aliada de Damian Wayne, también conocido como Robin. Con agilidad felina, se movía entre las sombras, siguiendo el rastro de un ladrón que había osado desafiar la paz de la ciudad. En sus manos empuñaba una espada, una extensión de su habilidad letal perfeccionada por la Liga de los Asesinos.

De repente, el ladrón se encontró atrapado, acorralado por el joven héroe. Con destreza, Damian lo desarmó y lo derribó en el suelo. La espada de Robin brillaba amenazadoramente mientras la sostenía frente al rostro del ladrón rendido.

En ese momento, una sombra más grande se proyectó sobre ellos. Batman, el protector silencioso de Gotham, observaba la escena desde lo alto de un edificio cercano. Sus ojos escudriñaron la situación, evaluando la intensidad de la confrontación.

-¿Qué estás haciendo?- la voz grave de Batman resonó en la oscuridad, y Damian se volvió para enfrentar a su mentor. Aunque mantuvo la postura desafiante, el resplandor de la espada reflejó la gravedad de la situación.

-Este ladrón estaba saqueando y causando caos. Merece ser castigado.

Batman descendió de manera sigilosa hasta estar a pocos metros de ellos. Su mirada penetrante se posó en la espada de Damian.

-Sabes que no aprobamos el uso de armas letales, Robin, ¿Qué estás pensando?

La tensión flotaba en el aire mientras padre e hijo chocaban en sus enfoques de justicia. Damian apretó los dientes, pero antes de que pudiera responder, Batman continuó.

-La justicia no es solo castigo, es redención. No podemos bajar al nivel de aquellos a quienes perseguimos.

Damian bajó la espada, aunque la frustración ardía en sus ojos. Batman se acercó al ladrón derrotado, listo para llevarlo ante la justicia de una manera que solo el Caballero Oscuro sabía hacer pero el intento de una cortada en su brazo derecho lo hizo alegarse alarmado. Damian quien estaba intentando dañar a su padre sonrio.

-No estabas preparado para eso, ¿verdad?- sin dudarlo apuñalo a aquel ladron que estaba tirado en el piso, este grito de dolor mientras su sangre salpicaba por todos lados. Un charco de sangre empezaba a verse al rededor del cuerpo sin vida del hombre y ahora solo se podia escuchar una pequeña risa de parte de Robin- Listo.

Batman observó la escena con una furia apenas contenida. La espada de Damian y su enfoque agresivo despertaron una chispa de irritación en el Caballero Oscuro. Se acercó a pasos firmes hacia su hijo, su capa ondeando en la brisa nocturna.

-¿Qué diablos estás haciendo, Damian?-la voz de Batman era ronca, cargada de una ira apenas disimulada. No estaba dispuesto a tolerar métodos que desafiaban sus principios fundamentales.

Damian, sin inmutarse, mantuvo la espada en alto, desafiando a su padre.

-Estoy haciendo lo que es necesario. Estos criminales solo entienden el lenguaje de la fuerza.

Batman se detuvo frente a Damian, su mirada intensa penetrando la máscara de su hijo.

-No necesitamos convertirnos en lo que perseguimos. La línea entre la justicia y la venganza es delgada, Damian, y no puedes cruzarla tan fácilmente.

La frustración de Batman se manifestó en un puño apretado mientras lidiaba con la desobediencia de su hijo.

-No toleraré que desafíes mis enseñanzas de esta manera. El miedo es una herramienta, pero la crueldad solo crea más oscuridad.

Con rapidez, Batman desarmó a Damian, quitándole la espada con movimientos precisos. La atmósfera se llenó de electricidad mientras padre e hijo se enfrentaban en un silencioso conflicto.

No te voy a abandonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora