Capítulo 23: Plan

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Jon tenía muy buen oído, pero no era algo que agradezca normalmente. Mientras dormía, siempre era despertado por algo, no importa lo que sea, siempre escuchaba algo y su cuerpo se negaba retomar el sueño. Si no tuviera una genética kriptoniana, estaba seguro de que su cuerpo no estaría en las mejores condiciones.

Abrió completamente los ojos al escuchar un crujido sobre su cabeza, algo de había movido en el techo. Unos segundos tardó en darse cuenta de que Damian no se encontraba a su lado. No era extraño que el chico desapareciera algunas horas, pero no evitó preocuparse. Se levantó de la cama y comenzó a buscar a su compañero con la mirada, sabía una forma de encontrarlo, después de todo ya había escuchado los latidos de Damian, así que podría reconocerlos.

Cerró los ojos para concentrarse mejor y puso su audición al máximo, no pasó tiempohasta que pudo localizar los latidos de su amigo, estaba muy cerca de él. Salió por la ventana y levito hasta el techo de la mansión, a lo lejos pudo ver una sombra sentada al filo del tejado, se acercó lentamente y dirigió una mirada llena de curiosidad curiosidad.

-Yo digo que deberías seguir durmiendo ¿No es muy tarde para que los niños estén despierto?-preguntó el árabe con burla.

Se había preocupado por nada, ya que sólo era Damian mirando la ciudad desde la altura.

-Que gracioso- rodó los ojos--Es que cuando me desperté, tú ya no estabas, entonces...

-Te preocupaste-interrumpió con una sonrisa de satisfacción, algo que lo hizo sonrrojar- No sabía que Jonathan Kent estaba preocupado por mi ¿Quién lo diría?

-Bu-bueno, somos amigos. Aunque no me gusta que te burles de mi-frunció el ceño- a veces puedes ser un idiota.

-Lo único cierto es que eres un estúpido.

-Supongo que es cierto-dijo Jonathan mientras aterrizaba a su lado-después de todo te estoy siguiendo.

Se quedaron en un silencio cómodo, siempre que ven las estrellas se puede decir que estaban en paz. El cielo azul y la media luna que había, lo tranquilizaban, aunque era cierto que escuchaba mucho disturbio en la ciudad, al concentrarse  en la brisa que pasaba suavemente por su rostro, todo parecía distante. Pronto algunos pensamientos le pasaron por la cabeza.

Miró a Damian y tuvo ganas de que sus cuerpos estén más cerca, era raro, no sabía el porque de aquellos sentimientos, pero no le desagradaba, al menos cuando no sentía un cosquilleo en los labios, eso sí lo había hecho sentir raro y era confuso. También le vino un pensamiento no tan agradable: "Damian era un asesino"

El petirrojo podía haber sido un asesino, como podría ser que no. Ya nada era seguro, y eso lo aterraba; no quería perderlo por un estúpido rumor que podría ser una total mentira. La confianza era lo que los unía, y el hecho de que este dudando por una tontería, lo hacía sentir un pésimo compañero y amigo.

"Damian nunca haría algo como eso".

-Si tienes algo que decir, hazlo rápido. Puedo ver la cara de estúpido que pones mientras me miras-dijo con molestia.

Ahora no sabía que decir, ¿Cómo le podría decir que estaba desconfiando de él? ¿Él podría perdonarlo? ¿Lo odiaría por las tonterías que piensa? De cualquier forma, tenía que dejarlo salir, la culpa lo carcomía por dentro y no podría aguantarlo más tiempo.

-Te-tengo algo que qui-quiero preguntarte-tendría que sacar el poco valor que le quedaba para enfrentar a su mejor amigo--Digamos que cuando vol-volvimos al campamento, y-yo escuche unos rumores sobre ti....

Damian soltó una carcajada sin gracia, supo que no le había agradado lo que había dicho.

-Entonces ahora quieres saber cuáles son ciertos ¿verdad?

No te voy a abandonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora