Capítulo 24: Empieza

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Después de que concluyera la reunión, todos se fueron a hacer cosas; Jonathan no sabía qué hacer. Veía que cada uno tenía planes antes de partir, pero él simplemente no tenía nada. La curiosidad de saber a dónde iría con Damian era fuerte, pero más fuerte era lo lejos que quería estar de su amigo.

Era un cobarde, después de todo.

No le quedó más opción que caminar hacia el gran jardín de la parte trasera de la mansión. No quería estar en un sillón aburrido y mirando la televisión, así que respirar algo de aire fresco lo ayudaría a estar tranquilo sin llegar a ser aburrido. Estaba sentado en el césped, admiraba lo hermoso y bien cuidado que estaba todo, lo cual lo hizo preguntarse en cómo era que Alfred cuidaba, limpiaba u ordenaba toda la casa sin ayuda alguna. Le daba vergüenza preguntar, así que se quedaría con la duda hasta el final de los tiempos.

Mientras reflexionaba, notó un pequeño sendero que se adentraba en un rincón más apartado del jardín. La curiosidad se apoderó de él, y decidió explorar lo desconocido. Al seguir el sendero, descubrió un pequeño estanque rodeado de flores exóticas y un banco solitario al lado. Se preguntó si ese lugar secreto era conocido por alguien más, o si acababa de descubrir un refugio oculto en medio de la grandiosa mansión Wayne.

-Alfred es genial-susurro para si mismo con una sonrisa, aunque no duró mucho tiempo, ya que había algo que no lo dejaba tranquilo.

Damiam Wayne había sido un asesino y eso va en contra de todo lo que él cree. Pero aún así, el sentimiento de incomodidad que tenía en el pecho, era una forma de decir que aún lo quería a su lado, lo cual era contraproducente.

No podía simplemente abandonarlo después de todo lo que pasaron, pero tampoco podía seguir como si no hubiera escuchado nada. Nada iba a ser como antes, eso era muy claro, pero aún así... Era su compañero, su mejor amigo, y debía ser asqueroso que alguien en quien confías te rechace así como lo hizo él.

Lamentablemente, no podía ir en contra de lo que sentía, y ahora simplemente era rechazo hacia Damian, un rechazo que lo hacía sentirse asqueroso.

¿Por qué no podía sentir asco por él como lo hacía con los villanos? ¿Qué tenía Damian de diferente que los demás? Se preguntaba si había alguna parte de él que pudiera redimirse, algún rastro de humanidad que justificara su amistad. La dualidad de sentimientos lo atormentaba mientras se enfrentaba a la difícil decisión de confrontar a Damian o alejarse de la única conexión significativa que tenía en ese mundo oscuro y complejo.

-¡Despierta! - un puño se estrelló en la cara de Jonathan haciéndolo caer de cara al pasto.

-¿¡Q-Qué rayos te pasa!? - gritó indignado, mientras se agarraba la mejilla, no le dolía pero nunca se espero un puñetazo en la cara.

-¡Te estuve intentado sacar de tu maldito inconsciente por 10 minutos!- Damian le respondió con la misma intencidad que uso su compañero.

El mitad kriptoniano sabía claramente que si seguian discutiendo, esto terminaría en más golpee y no tenía la fuerza mental para hacerlo.

-¿Para que me llamabas Damian?

La mirada del  arabe se suavizó un poco <<aunque aún seguía con el ceño fruncido>>

-Te iba a decir que el 15 minutos nos vamos, será mejor que te apures.

(...)

-¿Estan listos? - pregunto Robin

-Yo nací listo, Demonio- dijo con arrogancia Red Hod.

Damian rodó los ojos, las tonterías de sus "hermanos" lo sacaban de sus casillas.

No te voy a abandonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora