Halloween

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-¡Un criminal menos! - grito Jonathan mientras amarraba al tipo con el que tuvo una breve pelea hace unos momentos.

-Super Boy cállate- le dijo su compañero, quien arrastraba a dos tipos más por el suelo para llevarlos con los otros- estos bastardos sí que son un problema.

-Nada que no puedan resolver los Super Sons- levantó su mano y la cerró para que su compañero lo chocara.

-¿En serio?

-Sip~

Damian contempló la propuesta de Jon con escepticismo, frunciendo el ceño mientras evaluaba la idea en su mente. Unos segundos de duda se reflejaron en su expresión, pero al observar la emoción resplandeciente en el rostro de su amigo, un suspiro escapó de sus labios. La cálida sensación de complicidad y amistad lo envolvía, haciendo que cualquier reticencia se desvaneciera ante la alegría de Jon.

Aunque no estaba completamente convencido, Damian cedió ante la insistencia de su amigo. Una sonrisa, aunque algo forzada, se formó en su rostro mientras extendía el puño en dirección al de Jon. Hubo una ligera resistencia, como si parte de él aún se aferrara a su escepticismo, pero la conexión entre ambos se fortaleció cuando finalmente chocaron los puños.

Los ojos de Jon brillaron con una emoción contagiosa, irradiando la alegría infantil que a veces se pierde en la adultez. Damian se sintió contagiado por ese entusiasmo, permitiéndose disfrutar del momento compartido con su amigo. Aunque sabía que no todos los caprichos de la infancia podrían cumplirse, la conexión genuina entre ambos hacía que esos pequeños gestos valieran la pena.

Al levantar la vista, se encontró con los ojos de Jon, el mitad kriptoniano de la familia. Una leve tonalidad sonrosada adornaba el rostro de Jon, un detalle que Damian notó de inmediato. La fecha marcaba Halloween, y para Jon, era más que evidente que su amigo estaba al tanto de la ocasión.

-Bueno... Feliz Halloween- expresó Jon, tratando de mantener la naturalidad aunque el rubor en sus mejillas delataba cierta vergüenza. Damian, aunque no era muy afecto a las festividades, asintió en reconocimiento.

Para Damian, Halloween solía ser un día como cualquier otro. Sin embargo, en la mansión Wayne, la ocasión no pasaba desapercibida. Alfred, el fiel mayordomo, se encargaba de preparar galletas veganas con formas espeluznantes, aportando un toque festivo a la rutina cotidiana.

La atmósfera ligera y festiva se vio interrumpida cuando Jon, con cierta burla, preguntó si Damian tenía planes de salir a pedir dulces. Sin embargo, la respuesta de Jon tomó al hijo de Batman por sorpresa. En lugar de resistirse o responder con sarcasmo, Jon asintió emocionado, revelando que su padre lo llevaba todos los años a la tradicional búsqueda de golosinas.

-Papá debería haber regresado ya- comentó Jon con cierta preocupación, revelando un atisbo de ansiedad en su voz. La escena capturó la mezcla única de la vida cotidiana y las tradiciones familiares en la mansión Wayne, donde la festividad de Halloween se vivía de una manera única, lejos de la imagen convencional del Caballero Oscuro.


Damian rápidamente sacó su comunicador y se dispuso a hablar, pero antes de que pudiera emitir palabra, una voz siniestra lo interrumpió, helando la sangre en sus venas.

-Eso no debería importar, hijo de Superman...-

La figura en frente de ellos se reveló como el temible Espantapájaros. Su rostro estaba oculto por un saco de yute, con la boca cosida por un hilo blanco. Su vestimenta, desgastada y amenazante, le confería un aura de malévola presencia. Damian reaccionó de inmediato, adoptando una postura defensiva y posando una mano sobre su katana.

-Espantapájaros- murmuró Damian con desprecio.

El villano, con su peculiar sentido del humor retorcido, dio un golpe que iluminó la habitación, revelando su malévola figura. Advirtió a Damian sobre el ataque de los cuervos que se alineaban a lo largo del techo. El aura de terror de Espantapájaros no solo provenía de su apariencia, sino también de su capacidad para manipular el miedo de sus víctimas.

No te voy a abandonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora