Capitulo 55: Secretos

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La risa de Damian resonó en el bosque mientras Jonathan corría hacia los gritos de Tim. Cada paso que daba parecía más pesado, como si una fuerza invisible intentara arrastrarlo de vuelta hacia Damian. Pero la urgencia de salvar a Tim era más fuerte, y aunque su mente estaba nublada por la confusión y el miedo, siguió adelante.

Las ramas y hojas crujían bajo sus pies, el sonido amplificado por la tensión del momento. A medida que se acercaba, los gritos de Tim se hacían más claros, más desesperados. Finalmente, lo vio: estaba atrapado, rodeado por una extraña criatura que rugía con una furia inhumana. La cosa tenía tentáculos y una forma amorfa, con ojos brillantes que destellaban en la oscuridad.

—¡Tim! —gritó, sintiendo una oleada de adrenalina al ver a su amigo en peligro.

Tim lo miró, su rostro lleno de alivio y terror al mismo tiempo. —¡Super Boy! ¡Ayúdame!Sin dudarlo, Jonathan se lanzó hacia la criatura, usando su fuerza sobrehumana para intentar liberar a Tim. Pero la cosa era fuerte y resistente, y cada tentáculo que arrancaba parecía ser reemplazado por dos más. El monstruo siseaba y rugía, sus ojos brillando con una malevolencia inquietante.

Jonathan golpeó con toda su fuerza, sintiendo los músculos tensarse y relajarse con cada impacto. Los tentáculos de la criatura eran viscosos y resbaladizos, dificultando su agarre. A pesar de ello, no dejó de luchar, su mente fija en una sola cosa: salvar a Tim.

—¡Suelta a mi amigo! —rugió Jonathan, su voz llena de determinación.

Cada vez que lograba arrancar un tentáculo, otro tomaba su lugar, enredándose alrededor de Tim y de él mismo. La criatura parecía no tener fin, como si se regenerara continuamente. Jonathan sintió la desesperación amenazar con abrumarlo, pero se negó a rendirse. Sus manos se movían frenéticamente, tirando y rasgando los apéndices de la criatura con una fuerza desesperada.

Tim gritaba, su voz llena de dolor y miedo. Jonathan podía ver las marcas rojas que los tentáculos dejaban en la piel de su amigo, y eso solo alimentaba su furia. Golpeó con más fuerza, cada puñetazo resonando en el aire con un impacto sordo.

La criatura, sintiendo la amenaza, lanzó un tentáculo hacia el rostro de Jonathan, intentando cegarlo. Jonathan lo esquivó por poco, sintiendo el aire moverse a su lado. Aprovechó el momento para agarrar dos tentáculos a la vez y tirar con todas sus fuerzas, rompiéndolos en un esfuerzo hercúleo. La criatura chilló, un sonido agudo y desgarrador que resonó en el bosque.

—¡No te rindas, Tim! —gritó Jonathan, su voz ronca por el esfuerzo. Sentía que sus fuerzas flaqueaban, pero la necesidad de salvar a su amigo lo mantenía en pie.

Tim, a pesar de su dolor, intentaba liberarse, tirando de los tentáculos que lo mantenían prisionero. Jonathan vio la determinación en los ojos de su amigo y eso le dio un impulso de energía. Con un rugido final, reunió todas sus fuerzas y lanzó un golpe devastador a lo que parecía ser el centro de la criatura.

—¡Damian, por favor! —gritó Jonathan, su voz cargada de desesperación—. ¡Necesito tu ayuda!

Damian se acercó lentamente, su sonrisa burlona nunca desapareciendo por completo. —Jon, ¿realmente crees que puedes salvar a todos? —preguntó, su voz baja y controlada.

—¡Sí! —respondió Jonathan con determinación—. ¡No voy a dejar que nadie más salga herido!

Damian se detuvo, sus ojos verdes fijos en los de Jonathan. —Entonces, adelante. Haz lo que tengas que hacer.

Con esas palabras, algo en Jonathan se encendió. Ignorando la frialdad de Damian, se concentró en la criatura, usando cada onza de su fuerza para liberar a Tim. Con un último esfuerzo, logró arrancar los tentáculos que lo sujetaban y lo sacó del alcance de la cosa.

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