Capitulo 34: Maldad

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La habitación estaba sumido en un silencio inquietante mientras Damian permanecía a un lado de la cama de Maya, observando cada pequeño indicio de movimiento en su amiga. A medida que los días pasaban, la preocupación de Damian crecía, y el misterio detrás del estado de Maya solo aumentaba. Jon solo podía observar a la distancia como es que su mejor amigo estaba siendo carcomido por sus sentimientos, eso lo frustraba, no podia hacer nada para ayudarlo y tampoco Damian se lo permitiría.

Solo tenian que esperar.

Jonathan miraba por la ventana el jardín que tenía la mansión Wayne, no quería admitirlo, pero ya habían pasados unos cuantos meses desde que comenzó todo, desde que dejo su casa para irse a un estúpido campamento, desde que había conocido a Damian su vida había cambiado drásticamente y eso no era especialmente malo, al menos no para él.

Quedaban pocos días para su cumpleaños número 14, ya había dejado de ser un niño pero no sentía que en verdad eso haya pasado, aun quería que su mamá lo engriera con un pastel de cumpleaños recién hecho solo para él, también que todo el mundo le dijera "Feliz cumpleaños Jonathan", extrañaba por completo su hogar. No quería admitirlo, pero quería que Damian lo saludara pero eso nunca iba a pasar, después de todo no le había dicho a nadie sobre cuando era su cumpleaños... Bueno si le había dicho a alguien pero esa persona estaba lejos de él y le había roto el corazón.

Robin había entrado en la habitación con molestia (algo típico de él), parecía murmurar cosas en voz baja que Jon si quería podría escuchar, pero decidió no hacerlo, no tenía ganas de saber nada de nadie últimamente, capaz estaba entrando a lo que hoy en día llaman "Una crisis de adolescente".

-Jonathan...

-Dime. - quito la vista de la ventana y la posiciono sobre el petirrojo.

-Salgamos a patrullar en la noche.

-Como digas, Dami- se giró para seguir viendo el paisaje.

Definitivamente últimamente no tenía ganas ni de ser él mismo, solo quería desaparecer.

No se había dado cuenta, pero Damian lo miraba extrañado, ese no era el comportamiento normal del niño que se tiraba sobre él cada vez que estaban juntos, este no era su Jonathan. se acercó con cautela, sus pisadas no hacia ningún ruido y eso era perfecto para lo que iba a hacer, con cuidado se agacho para estar a la altura del oído del chico.

-¿Qué es lo que tienes?-

Jon sitio como una electricidad que pasaba desde los dedos de sus pies hasta su oreja se hacía presente, instintivamente se agarró su oído y de un respingo se alejo ligeramente del petirrojo.

-¡¿Qué haces!?- su sonrojó era notorio y eso solo hizo reír a Damian Wayne-¡No es gracioso!

-Sí lo es.

-¡No es cierto!

-Sí es.

-¡Ya basta, Dami!

Damian se percató de la incomodidad de Jon, pero su expresión juguetona no disminuyó. En lugar de disculparse, optó por cambiar de enfoque y, con una sonrisa traviesa, le lanzó una mirada desafiante.

-¡No es gracioso! - protestó Jon, pero Damian no pudo contener su risa.

-¿No crees? Vamos, Jon, a veces necesitas un poco de emoción en tu vida. - Damian se puso de pie, dándole palmaditas a Jon en el hombro como gesto amistoso.

Jon rodó los ojos, pero una pequeña sonrisa se asomó en su rostro. Damian siempre había tenido esa habilidad de sacarlo de su zona de confort, incluso en los momentos más inesperados.

No te voy a abandonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora