Capítulo 21: Escapando

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Los dos días pasaron rápidamente, aunque después de lo que ocurrió en el lago, Jon se aseguró de pasar más tiempo con Damián. No tenía ni idea de por qué empezaba a comportarse así, pero eso no era lo importante en ese momento. Su mejor amiga, o más bien, la que ahora se llamaba "La chica a la cual ignora porque es un cobarde", intentaba por todos los medios hablar con él, pero no podía verla a la cara. Sentía que no dudaría en aceptar sus sentimientos, y no era necesariamente porque sintiera lo mismo.

Estaba entre la espada y la pared. No quería hacerla sentir mal; se sentiría horrible si la viera llorar por su culpa. Pero tampoco podía ignorarla por más tiempo. Sabía por experiencia que no era agradable. Se consideraba un idiota, un completo idiota. Al menos había alguien que lo hacía sentirse bien, que le recordaba que podía olvidar todo lo malo con solo estar a su lado, y estaba muy agradecido por eso. Pero en este momento, quería matarlo.

Se encontraba guardando su ropa en la mochila que su madre le compró con mucho amor. El mayor le dijo explícitamente que guardara lo necesario, pero sabía que la palabra "necesario" tenía significados muy distintos en sus vocabularios. Así que llevó lo que creyó más conveniente. Su cepillo de dientes no podía faltar.

Se aseguraron de que fuera la hora de la cena para que nadie los descubriera, y es cierto que debería haber guardado todo hace un día para que ahora no estuviera desesperado en el último momento. Pero tantas cosas habían pasado que se le olvidó por completo. Apenas tenían dos minutos para salir, y el petirrojo lo presionaba con sus típicos comentarios amables. Mientras se apuraban, el ambiente estaba cargado de una mezcla de tensión y anticipación. Jon sabía que este viaje sería crucial para resolver sus dilemas emocionales, pero también presentaba la oportunidad de crear recuerdos inolvidables con Damián... o tal vez terminaría muerto.

-¡Eres demasiado lento! -le gritaba su compañero.

-Ya lo sé -respondió irritado.

El árabe no dejaba de ver su celular impaciente. Jonathan se preguntó qué era lo que estaba revisando su amigo, pero ahora no tenía ganas de preguntarle nada. Últimamente se sentía sin ganas de hacer las cosas.

Una vez Jon avisó que había terminado de guardar todo, Damián lo agarró del cuello y comenzó a jalarlo hacia fuera de la cabaña. Por suerte, el ojiazul tuvo el tiempo suficiente para agarrar su mochila antes de que lo llevaran. Podía empujarlo, podía molestarse, e incluso podría agarrarlo y volar, pero no tenía humor suficiente como para hacerlo. Estaba cansado. Kathy lo confundía, su mejor amigo últimamente lo hacía actuar extraño; todo últimamente lo hacía querer estar en cama y dormir. Tal vez así, no se encargaría de arruinar las cosas.

Fueron detrás de su cabaña. Se aseguró de evitar que algunos campistas y profesores los vieran para no levantar sospechas. Solo que ahora tuvieron más cuidado, ya que en las noches la seguridad se multiplicaba. El medio kriptoniano intentó ser lo más sigiloso posible, pero el trabajo se dificultaba si alguien te jalaba como un perro.

-¿Qué estamos haciendo detrás de la cabaña? -preguntó mientras miraba a todos lados.

-Esperamos la señal.

Algunos guardias pasaban, pero Damian se aseguraba de esconderse detrás de unos pilares que la cabaña tenía y esperaban hasta que se fueran. No parecía que fuera algo difícil de salir teniendo en cuenta de que es un lugar que Batman construyó. Había algo raro.

-Dami... ¿No crees que es demasiado fácil? - le susurró al oído. Ambos se pegaron lo más que pudieron, pues una pequeña columna evitaba que sean descubiertos.

Al sentir cómo la respiración de Damian chocaba con su cuello, se estremeció y un pequeño sonrojo se hizo presente. Por suerte estaban a oscuras y nadie podía haberse dado cuenta de eso.

No te voy a abandonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora