Capitulo 46: Damons

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El alba se abría paso tímidamente entre las sombras de la noche, pintando el cielo con tonalidades doradas y rosadas mientras Jonathan se despertaba en su litera en el campamento. El suave murmullo del viento entre los árboles acompañaba sus pensamientos mientras se preparaba para otro día igual a los anteriores .

-¿Listo para otro día de entrenamiento, Jon- preguntó uno de los instructores.

-Siempre listo- respondió Jonathan con una sonrisa, levantándose con determinación.

Con determinación palpable en cada paso, Jonathan se dirigió al campo de entrenamiento, donde la actividad ya estaba en pleno apogeo. Los sonidos de combate resonaban en el aire, mezclados con las voces de los instructores y el clamor de sus compañeros de campamento. Era un escenario de intensa actividad, pero también de profunda concentración y propósito.

Desde el momento en que puso un pie en el campo, Jonathan se sumergió por completo en su entrenamiento. Cada ejercicio, cada movimiento, era ejecutado con precisión y pasión, como si estuviera forjando su camino hacia la grandeza con cada golpe y bloqueo. No había espacio para la mediocridad en su búsqueda de excelencia.

-¡Vamos, Jonathan! ¡Muestra lo que vales!- exclamó Dick, animándolo desde la distancia mientras observaba su progreso.

Los instructores observaban con atención, reconociendo el progreso constante de Jonathan con una mezcla de satisfacción y expectativa. Sabían que estaban presenciando el desarrollo de un verdadero héroe, uno que estaba destinado a dejar una marca indeleble en el mundo con su valentía y determinación.

A medida que el día avanzaba, Jonathan se sumergía más y más en su entrenamiento, dejando que la pasión y la dedicación lo consumieran por completo. Cada desafío que enfrentaba ya fuera físico o mental, era abordado con una resolución inquebrantable, alimentada por la certeza de que estaba un paso más cerca de su objetivo final. Pero había algo que había cambiado, no aceptaba sugerencias ni órdenes de nadie, prefiriendo entrenar en solitario. Su temperamento, una vez sereno, ahora era mucho más explosivo, mostrando un lado de él que pocos habían visto antes.

A medida que el día avanzaba, Jonathan se volvía cada vez más distante y reservado. Ya no compartía risas ni conversaciones con sus compañeros de campamento, y su presencia parecía envuelta en una nube de tensión y hostilidad. Se retiró a su litera en silencio, dejando a sus compañeros de campamento preguntándose qué había causado su cambio de actitud. Pero en su interior, Jonathan sabía que esta transformación era necesaria para enfrentar el desafío que lo esperaba: su inevitable encuentro con Damian.

Ahora, con dieciséis años y un corazón lleno de determinación, estaba listo para enfrentar cualquier desafío que se presentara en su camino, sabiendo que ya no era aquel niño débil y temeroso, sino un héroe en crecimiento, listo para dejar su marca en el mundo.

-Mierda! Estoy cansado.

-Lo normal, hermano. Todos los dias me despierto por un estupido crujido de muñecos destruidos- le dijo Gar al encontrarse en la cafetería- llevas mucho tiempo igual, ya eres demasiado fuerte.

-No es suficiente, pero gracias por decirlo- le quito el pan con mantequilla que tenia en las manos, haciendo enfadar al chico verde

-¡REGRESA, COBARDE!- Gar le soltó una risa mientras intentaba recuperar su pan con mantequilla de las manos de su compañero. -¡Hey, devuélvemelo, tramposo!- exclamó entre risas mientras perseguía a Jonathan por la cafetería.

Jonathan, con una sonrisa traviesa en el rostro, esquivaba hábilmente los intentos de Gar por recuperar su comida. -¡Tendrás que atraparme primero, amigo!- bromeó, disfrutando del momento de camaradería.

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