Capitulo 52: Abrazos en la Oscuridad

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Jonathan se quedó allí, arrodillado junto al cuerpo sin vida de la mujer, su mente una tormenta de emociones y pensamientos oscuros. La culpa lo consumía, y la voz de Damian resonaba en su mente, martilleando su autoestima ya quebrada.

"Siempre ha sido así... No eres nada sin mí."

Las palabras se repetían como un eco implacable, y cada vez que intentaba rechazarlas, volvían con más fuerza. Sentía que no había escapatoria de ese ciclo de auto-recriminación y desesperación. Se quedó en el jardín, abrazando el cuerpo de la mujer, buscando un consuelo que no llegaba.

Finalmente, con el primer rayo de sol del amanecer, se levantó. Sabía que no podía quedarse allí para siempre, aunque su corazón deseaba escapar de la realidad. Con cuidado, dejó el cuerpo de la mujer sobre la hierba, asegurándose de que descansara en paz. Luego, con el peso de la culpa aún sobre sus hombros, se elevó en el aire y voló de regreso a Gotham.

Durante el vuelo, su mente no dejaba de atormentarlo. Las imágenes del ataque, la risa cruel del hombre con el arma, y los últimos momentos de la mujer se repetían una y otra vez. Cada vez que cerraba los ojos, veía su rostro, y su corazón se hundía más en la desesperación.

El apartamento  era un refugio, pero también una prisión para él en ese momento. Al aterrizar en el suelo, se dejó caer pesadamente en el sofá, sintiendo el peso del mundo descansar sobre sus hombros cansados. Sus músculos tensos y doloridos protestaban con cada movimiento, una señal dolorosa de la batalla física que había librado esa noche. Pero el dolor físico palidecía en comparación con la tormenta emocional que azotaba su mente.

Intentó desesperadamente encontrar una distracción en la televisión, pero las noticias solo servían para recordarle la brutalidad y el caos que reinaban en las calles de Gotham. Cada informe de crimen, cada imagen de violencia, era un reflejo sombrío de la realidad que lo rodeaba. Se sentía atrapado en un ciclo interminable de sufrimiento y desesperación, incapaz de escapar de la oscuridad que lo consumía.

Decidió intentar distraerse con la lectura, buscando refugio en las páginas de un libro. Pero las palabras se desdibujaban ante sus ojos cansados, su mente incapaz de concentrarse en algo más que su propio tormento interno. Cada letra parecía una burla cruel de su incapacidad para escapar de su propio sufrimiento, una prueba dolorosa de su impotencia ante el mundo que lo rodeaba.

En medio de la oscuridad de la noche, se sentía como si estuviera atrapado en un laberinto sin fin de pensamientos oscuros y emociones abrumadoras. Cada suspiro era un recordatorio doloroso de su propia fragilidad, de su incapacidad para encontrar una salida de su propio tormento emocional. Se sentía como si estuviera al borde de un abismo emocional, a punto de caer en la oscuridad que se cernía sobre él.

El silencio en el apartamento era ensordecedor, cada segundo de quietud parecía aumentar la intensidad de su propia angustia. Se preguntaba si alguna vez encontraría la paz que tanto anhelaba, si alguna vez sería capaz de escapar de la tormenta que azotaba su mente. Pero en ese momento, en ese lugar, se sentía completamente solo, perdido en un mar de dolor y desesperación sin fin.

Decidió salir a patrullar, buscando desesperadamente alguna distracción de la tormenta que asolaba su mente. Se puso el traje de héroe con una determinación frágil, como si cada pieza de tela fuera un escudo endeble contra sus propios demonios internos. Las calles de Gotham se extendían ante él, oscuras y amenazantes, cada sombra parecía esconder un nuevo peligro, cada sonido se amplificaba en su mente ansiosa.

Caminó por las calles con paso vacilante, su confianza hecha trizas por el peso abrumador de su propia desesperación. Cada vez que intentaba ayudar a alguien, la duda lo paralizaba, sus manos temblaban y su mente se nublaba con el miedo. Se sentía como si estuviera caminando por un campo de minas emocional, cada paso llevándolo más cerca del borde de la locura.

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