No te voy a abandonar

capitulo 53: Entre las sombras del bosque

Despertó temprano, sintiendo el peso del cansancio en sus huesos, como si cada célula de su cuerpo estuviera empapada en fatiga. Había pasado la noche en vela, incapaz de conciliar el sueño después del abrazo con Tim. Los pensamientos seguían girando en su mente, una maraña de dudas, miedos y anhelos que no le daban tregua.

Se levantó de la cama, cada movimiento un esfuerzo, y se dirigió a la cocina, buscando una distracción en la rutina matutina. Al entrar, el aroma familiar del café recién hecho le llegó como una bocanada de consuelo. Tim estaba allí, de pie junto a la cafetera, sus movimientos meticulosos y precisos. Al oír sus pasos, levantó la vista, sus ojos llenos de preocupación y algo más, quizás una comprensión silenciosa.

Sin decir una palabra, Tim llenó una taza de café y se la ofreció. Aceptó con una sonrisa débil, agradecido por el gesto. El calor de la taza entre sus manos era un pequeño consuelo en medio de la tormenta que llevaba dentro. Se sentó en la mesa, mirando el vapor que se elevaba lentamente de su café, como si ese simple acto pudiera traerle alguna claridad.

Tim se sentó frente a él, su expresión serena pero llena de una preocupación palpable. Ninguno de los dos habló de inmediato, el silencio llenando el espacio entre ellos como un puente frágil que ambos temían romper. Jonathan tomó un sorbo de café, dejando que el amargo líquido despejara un poco la niebla en su mente.

-Tim, siento lo de esa anoche- dijo finalmente, mirando fijamente a su taza. -No debí... lo del beso...

Tim suspiró, luego se levantó y se sentó a su lado en la mesa, colocando una mano reconfortante en su hombro. —Sé lo que se siente usar a alguien para no sentirte tan solo—dijo, su voz suave pero llena de una tristeza comprensiva—. No es nada lindo cuando te das cuenta de que no solo le haces daño a los demás, sino también a ti mismo buscando reemplazar lo que antes tenías y ya no tienes.

Jonathan levantó la vista, encontrando en los ojos de Tim una comprensión que no esperaba. Sus palabras resonaron profundamente, tocando una herida que apenas había comenzado a reconocer. —Es que... me siento tan perdido sin Damian—admitió, su voz quebrándose—. Intento seguir adelante, pero todo parece tan... vacío.

Tim asintió, apretando ligeramente el hombro de Jonathan. —Lo sé, Jon. Y está bien sentirte así. Damian era una parte importante de tu vida, y es natural que te sientas perdido sin él. Pero no tienes que enfrentarlo solo. Estoy aquí, y juntos encontraremos una manera de salir de esto.

Jonathan sintió una pequeña chispa de esperanza encenderse en su pecho. Por primera vez en mucho tiempo, las palabras de alguien más le ofrecían un consuelo real. Asintió, sintiéndose un poco más fuerte con Tim a su lado. —Gracias, Tim—dijo, su voz llena de gratitud.

—No tienes que agradecerme—respondió Tim, con una sonrisa leve pero sincera—. Somos un equipo, Jon. Y los equipos se cuidan unos a otros.

Tomó otro sorbo de café, sintiendo que el amargo sabor le daba fuerzas. Aunque todavía quedaba un largo camino por delante, saber que no estaba solo hacía que la carga fuera un poco más llevadera. Se quedaron en silencio un rato más, compartiendo una sensación de calma y conexión que ambos necesitaban desesperadamente.

—Igual tenemos una investigación pendiente. ¿Estarás bien regresando al campamento por la noche?—preguntó Tim, su tono práctico pero cuidadoso.

De pronto, Jon se tensó. La idea de regresar al campamento hizo que una oleada de miedo y pánico se apoderara de él. No quería volver a ese lugar, no quería enfrentar los recuerdos de haber estado encerrado, de la oscuridad y el miedo. Sentía su respiración acelerarse y el sudor frío correr por su espalda.

Tim notó el cambio inmediato en Jonathan, la forma en que sus ojos se oscurecieron con el miedo y la tensión en sus hombros. —Jon—dijo suavemente, acercándose más—. Si no estás listo para volver, podemos encontrar otra forma de investigar. No tienes que hacerlo solo porque sientas que debes hacerlo.