Capítulo 42: Hermandad

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Damian entra al Bar Love, su mirada reflejando la tormenta emocional que lo embarga después de la intensa discusión con su mamá. Se acomoda en un rincón, buscando un refugio para procesar sus pensamientos.

Maya, que está en el bar disfrutando de su bebida, nota la expresión sombría en el rostro de Damian y decide acercarse.

-¿Estás bien?- pregunta con preocupación, notando la tensión en sus hombros.

Damian, a pesar de su reticencia a hablar sobre su madre, decide confiar en Maya con un secreto intrigante.

-No quiero entrar en detalles sobre mi mamá, pero descubrí que ella está detrás de la kriptonita blanca. Es algo serio y peligroso- le revela en voz baja, transmitiendo un aire de misterio.

Maya asiente con seriedad, captando la gravedad de la situación.

-Eso suena complicado. Si necesitas ayuda o alguien en quien confiar, estoy aquí- le asegura, mostrando su disposición para apoyarlo en cualquier desafío que pueda enfrentar.

Damian vacila por un momento, pero finalmente decide confiar en Maya. -Mi mamá quiere experimentar con Jonathan, y eso me asusta. Además, nuestra pelea fue intensa, digo, se que nunca le podria ganar pero... Es humillante.

Maya escucha con empatía, y le ofrece unas palabras de apoyo. -Entiendo que es complicado. A veces, solo estar aquí puede ayudar a aliviar un poco el peso. Estoy aquí para ti, Damian.

Mientras Damian comparte sus preocupaciones, un destello de nostalgia atraviesa la mente de Maya. Recuerda el momento en que se conocieron, cuando eran más jóvenes y la vida parecía menos complicada.

- ¿Recuerdas cuando nos conocimos? - pregunta Maya con una suave sonrisa, tratando de añadir un toque de ligereza al tenso ambiente.

Damian asiente, sus ojos mostrando una chispa de reconocimiento. - Sí, era más fácil entonces. No estaba preocupado por mierdas sentimentales.

Maya asiente con complicidad. - Solíamos enfrentar desafíos juntos, ¿recuerdas el verano en que exploramos aquel viejo almacén abandonado? Termino explotando.

Damian sonríe, recordando aquellos tiempos más simples. - Fue un buen momento. Me escape del campamento y mi padre me "castigo".

Maya le ofrece una mirada cálida. - Aunque las cosas hayan cambiado, aún estoy aquí para ti. Juntos podemos superar esto, como lo hicimos antes.

Damian le mostró una mirada de tristeza, esa que hace tantos años no había mostrado, esa pequeña expresión de soledad.

El silencio se cierne entre Damian y Maya después de sus revelaciones. Sus miradas se encuentran, formando un puente emocional que trasciende las palabras. En ese intercambio visual, cada mirada cuenta una historia sin necesidad de pronunciar una sola palabra.

Maya, con sus ojos llenos de comprensión, envía un mensaje de serenidad y solidaridad. Es un gesto que dice: "Estoy aquí para ti". Su mirada es un faro de apoyo, un recordatorio de la fuerza que reside en su conexión.

Por otro lado, en los ojos de Damian se refleja la gratitud y la vulnerabilidad. Es como si sus pupilas fueran ventanas a sus pensamientos más profundos, revelando la carga emocional que lleva consigo. Su mirada expresa un agradecimiento silencioso por la presencia de Maya en ese momento crucial.

Ambos se sumergen en un lenguaje no verbal, donde las miradas son frases que forman un diálogo silencioso. Un intercambio que va más allá de las palabras, comunicando consuelo, apoyo y la certeza de que, juntos, son capaces de superar cualquier adversidad.

En medio del bullicio del bar, la conexión entre Damian y Maya se fortalece, alimentada por la complicidad que solo se puede transmitir a través de miradas compartidas. Es un momento íntimo en el que la amistad se revela en su forma más pura y poderosa.

No te voy a abandonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora