Capítulo 16. Irrespetuosa.

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Capítulo 16.

Irrespetuosa.

Al día siguiente me reúno en mi oficina con Walter, Jhonathan y mi padre, quien al ser mi antecesor, tiene mejores relaciones con ancianos del alto mando que si bien, la mayoría ya estaban retirados, nunca salieron del todo, como dije antes, nadie sale de ésto vivo, y continúan trabajando entre las sombras a su manera. 

No había querido contactarlos antes, ya que creyó que podríamos resolver el secuestro, pero al descubrir la pica, decidió hacerlo. Es cuando éstos empezaron a comentarnos sobre pequeñas emboscadas que se estuvieron suscitando en clanes de Europa y Asia, donde en todos habían dejado la carta, el as de pica de regalo. 

Al no ser grandes atracos se tomaron como simples farsantes, ya que a ese clan lo habían desaparecido hacía más de 10 años, entonces tomaron esas pequeñeces como el intento de algún seguidor de ese clan o impostor que trataba de desviar la vista y de hacerse de algunas entregas tratando de salir ilesos. Ratas, como se les dice, pero que cada familia, se había ocupado de sus ratas y no quedaba ninguna. 

 La familia Morano es de la que hablamos, ellos fueron un clan importante en Europa, habían intentado expandir sus dominios en América en lo que ellos llamaban, "mercadería viva" y se referían a la trata de blanca, órganos y niños. Se aliaban con carteles de Centro América con los cuales hacían estragos, que a lo único que llevaba era a hacernos visibles por tal descontrol, aunque no manejáramos la misma mercadería, ya que no les importaba nada. Actuaban en cualquier momento, lugar y hora del día, habían conseguido que las fuerzas armadas salieran a las calles, que las aduanas, fronteras, puertos y aeropuertos estuvieran siempre vigilados rigurosamente, que impusieran toques de queda, así que cualquier movimiento que se quisiera realizar luego de ese horario llamaba la atención. 

 Muchos negociados se cayeron, mucho dinero se perdió, muchos están presos o murieron, cosa que se podría haber evitado si hubiesen trabajado con códigos y cautela, por eso se decidió desde el consejo, incluyendo demás clanes afectados por Morano, deshacernos de todos ellos, y así fue, no dejamos a nadie con vida. O eso creímos. 

 Empezamos a conversar sobre toda la información recaudada, empezamos a buscar la camioneta, gasolineras en kilómetros a la redonda del centro comercial donde pudieran haber parado, ya que éstas cuentan con cámaras de seguridad. Igualmente, nos faltaban algunas declaraciones de las que Walter se ocuparía. También fue con algunos de mis hombres al centro comercial a revisar todo minuciosamente, por lo menos para tratar de detectar que tipo de ruedas tenía la camioneta porque al acelerar las dejaron marcadas en el asfalto. 

Se colocó gente de seguridad esparcida por el hospital con la misma vestimenta que la seguridad del hospital, reforzando la neo. Investigaríamos a cada persona que trabajase en el hospital, en especial a los que trabajaron sobre Pierina, su madre y mi hija.

 Consulté a Jhonathan si podría trabajar solo o de manera remota con Walter a lo que ambos asintieron y ordené a Walter ser el guardia de seguridad de Sofy durante la noche, ya que durante el día mi madre, quien me había insistido hasta la muerte luego de contarle a ella y a mi padre todo lo que había pasado, como era y estaba Sofy. Pidió hacerse pasar por una monja o voluntaria para ir a cuidar a la paciente que estaba solita y así se haría siempre y cuando tanto Walter como mi madre me reportaran todo lo acontecido durante las veinticuatro horas del día y cualquier cosa inusual que vieran o les pareciera avisaran de inmediato.

 A media tarde luego de almorzar y vestido con ropa casual me dirijo al hospital llevando ropa y pañales para Sofy, al ingresar al ascensor me topo con una de las enfermeras que el día de ayer me miraba babeada junto con la otra y un poco más me acompañaba al baño a hacer mis necesidades. 

Creo que es bonita debajo de todo ese maquillaje, aunque no estoy seguro, desconfío de las mujeres sin cejas. Tiene un cuerpo excelente con el que podría pasar un buen rato, y sé que con decirle "Hola" no se negaría, pero en éste momento mi interés es otro. 

 Intenta sacarme charla, pero la ignoro, ya que conozco a éste tipo de mujer, me suelen rodear en manada. Ninguna es sincera, por eso hasta Pierina, estuve solo. Generalmente, aprovecho el momento para pasarla bien y nada más, luego no las vuelvo a ver porque otra cita más podría generar una idea errónea que si bien soy claro, se les olvida.No me interesa dar esperanzas de algo que no va a pasar. 

Aparte, hasta que pueda encontrar y resolver lo del clan Morano, no pueden saber quién soy o de Sofy, y no sé cuanto tiempo estará internada, por lo que quizás, tenga que venir de "visita" todos los días y cruzármela, y que después de que pase algo entre nosotros sería un problema que no quiero, como tampoco rabietas delante de todo el mundo y llamar la atención. 

 Aquí mi hija estará segura y atendida, así que prefiero que se quede aquí como un bebé sin familia a que esté fuera con gente persiguiéndola.Bajo del ascensor, voy caminando por el pasillo con las bolsas que siento que golpean con algo, pero no presto atención. Intento continuar mi camino cuando oigo que por lo bajo alguien dice la palabra "idiota". 

Miro hacia todos lados hasta que me percato que a mi lado tengo a la enfermera a la que tomaron declaración ayer, Alexia, quien con rostro de pocos amigos me mira fijo mientras cruza sus brazos y hace sonar su zapato contra el suelo. Si tuviera un cascabel en él sería un duende.

 No puedo enojarme, más bien me causa gracias; sin embargo, no puedo permitir que cualquiera que pasa me falte el respeto, por lo que de manera amenazante le pregunto cómo fue que me llamó esperando que cobardemente se retracte, silencie o me pida disculpas, pero no, el ratoncito me vuelve a decir "idiota" en la cara sin ningún tapujo desafiándome. 

 Me agacho hasta ella, la miro a los ojos, y la amenazo para que sepa que a mí no puede faltarme el respeto, pero sin más, me apunta al pecho alzando su brazo, ya que su cabeza apenas si pasa mi cintura, con su dedo índice toca mi pecho con fuerza respondiéndome y trayendo su cuerpo contra el mío tratando de intimidarme ella a mí. 

 ¡Es increíble lo de ésta mujer, ella a mí! Sin delicadeza, sin temor, como si fuera nadie, encima la muy descarada, tiene la indecencia de enojarse y empujarme cuál saco, para seguir caminando y dejarme con la palabra en la boca. 

 ¡A mí nadie me deja con la palabra en la boca, muere al primer intento! La veo alejarse por el pasillo y subir al ascensor dejándome parado como un "idiota" en medio del pasillo. Todavía no creo lo que acaba de pasar. Después de unos segundos reacciono y finalizo mi camino hasta la neo donde hago lo mismo que el día de ayer, me llevan hasta la incubadora. Sofy no tiene el tubo, así que me explican que ya no lo necesita y mi enojo desaparece. 

Consulto que es el suero blanco, me explican que no tolera la leche de laboratorio farmacéutico y que al no poder darle leche real ese suero es el único alimento que queda, y lo comprendo. Les digo que vendré cada vez que pueda a traerle cosas a Sofy, también que una voluntaria vendrá a atenderla durante el día y que pondremos seguridad dentro de la neo durante las noches hasta que Sofy sea dada de alta a lo que ellos asienten. 

 Dejo las cosas en los cajones de la incubadora, me quedo un momento observándola, sigo queriendo tocarla, las puertitas de la incubadora están ahí, paso mi mano por las trabas, son sencillas de sacar, pero no me animo, no quiero lastimarla, así que no lo hago, simplemente me quedo un rato a su lado, agradeciéndole a Dios por regalarme con ella otro día más de vida.

Siempre SofyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora