Capítulo 40.
Alex, voy por ti.
Máximo.
Luego de dejar a Alex me fui a mi casa a finalizar los pendientes que tenía, terminé bastante tarde, ya que también adelanté cosas para poder estar con ella y me fui a dormir.
Como a las cuatro de la madrugada el timbre suena incesantemente, también de manera desesperada golpean la puerta, pienso que es mi madre haciendo alguna de sus ocurrencias, pero el timbre suena y suena, y la puerta sigue siendo golpeada.
Me levanto rápidamente y escucho a mi hermano que me grita que abra la puerta, por lo que bajo corriendo a abrirle lo veo agitado, éste me observa y me dice:
— ¡¡Atiende el puto teléfono Máximo!! Hermano, secuestraron a Alex – y creo que es un déjà vu.
Mi corazón se acelera y mi hermano continúa:
— llamó su custodio, Bustamante y Sipriano se metieron en su departamento, ella trató de escapar, seguramente esté lastimada porque vio sangre, apenas la secuestraron, el custodio me llamo porque no respondías el teléfono —.
Lo busco, lo observo y sí, tenía más de 20 llamadas de Jhonathan y un número desconocido:
— dice que los siguió hasta una mansión fuera de la ciudad, pregunta si intenta entrar por ella, dice que esperará tu confirmación – otra vez no, otra vez no, esta vez, no fallaré.
— Llama a todos para organizar una redada, avísale a papá para que pida prestados más hombres, llamaré al que está esperando confirmación, ¿Walter, dónde está? - digo furioso.
— Cuidando de Sofía y dijo que no se moverá de ahí hasta el rescate – y me parece perfecto.
Mi hermano se dirige a llamar a mi padre y a todos los hombres que tenemos para que se reúnan en casa de mis padres y organizar la redada, pero antes de irse me dice:
—Max, debes calmarte hermano, tienes el mismo rostro que tenía papá cuando se llevaron a mamá —. Niego con la cabeza, no entiendo como quiere que esté calmado.
Me retiro para llamar al guardia de Alexia, quien me dice la dirección de la mansión, los metros cuadrados de ésta, entradas y salidas que tiene, cuantos guardias apostados afuera tiene, me avisa que más tarde me confirmará el horario de cambio de guardias.
También donde están ubicadas las cámaras de seguridad. Me pregunta como proceder, le digo que se mantenga oculto donde está y que me mande información, éste confirma con un "enterado" – y empieza a mandarme fotos del lugar con las cuales voy diagramando el mapa donde marco los puntos ciegos y los lugares con escasa vigilancia.
Además, empiezo a buscar información sobre los dueños de la casa llevándome la sorpresa de mi vida al ver que está a nombre de Marisa Condori y al ver su foto me percato que es de Mónica, mi mucama y de una persona más que no conozco. Hace años tengo al enemigo en mi casa y no me di cuenta.
Durante el día nos reunimos con todos mis hombres, mi hermano, mi padre, a quien no logré hacer que desistiera de la idea de venir a la redada, y a Walter.
Todos en casa de mis padres por ser más grande, planificamos la redada, mi madre al enterarse de lo que pasó, dijo que no nos preocupáramos de que ella se encargaría de Sofy como siempre.
Planeamos la redada para apenas se ocultara el sol, ya que dos horas más tarde harían el cambio de guardia, la vigilancia estaría más cansada y menos atenta.
Fuimos llegando de a poco y con sigilo. Previamente, nos habíamos reunido a unas cuadras de la mansión a ultimar detalles, entre nuestra gente más la gente que había conseguido mi padre llegamos a ser un grupo de aproximadamente ciento cincuenta personas.
Entre todos los que estaban, en un momento, una en particular me llamó la atención, lo vi demasiado diferente a todos los demás, pero se perdió entre la multitud y seguí con lo que teníamos que hacer, no podía ponerme a pensar en tonterías, tenía que rescatar a mi mujer.
En cuanto di la orden entramos todos juntos, pareciera que no nos esperaban, ya que redujimos a los guardias que estaban en las puertas sin problemas.
Luego empezaron a venir uno tras otro, se volvió una batalla campal, más de una vez vi al muchacho de cuerpo extraño pelear y la verdad es que lo hacía muy bien, si salíamos de ésta, hablaría con él para reclutarlo, aunque semejante joya dudo que su clan libere.
Un grupo entró por el estacionamiento y destruyeron todos los autos para que no tuvieran como escapar, otro rodeo la mansión y otro, incluyéndome.Entramos a la mansión por las diferentes entradas que tenía.
Mis hombres fueron entrando primero y capturando a cada persona que encontraron dentro, entre las cuales, estaba Mónica.
En un momento escucho la voz de dos mujeres que se me hacen muy conocidas, nos vamos acercando y el muchacho del cuerpo raro le hablaba al oído a una mujer a la que tenía en el piso mientras él le estaba encima con una navaja en el cuello.
Al verla de cerca me doy cuenta de que es Samanta.El muchacho le vuelve a repetir, pero ésta vez en voz alta, apretándole más la navaja contra el cuello:
– ¡¡¡Dime dónde está maldita regalada, porque de aquí no sales viva, dime dónde está!!! - y es ahí cuando con un golpe mental me doy cuenta de que es mi madre, ¡¡¡¿Qué hace aquí?!!! Debería estar cuidando a mi hija, furioso, miro a mi padre, quien sin sorprenderse levanta las manos en son de paz y quiero asesinarlo a él también.
Mi hermano está igual de sorprendido que yo. El muchacho, que ahora sé que es mi madre, tiene sus hermosos ojos inyectados de furia, saca la navaja del cuello de Samanta y con ella le hace un corte desde el hombro hasta la mano, Samanta grita de dolor. Intenta zafarse de mi madre, pero ella la tiene muy bien agarrada, por lo que no lo consigue:
— Te lo repito por última vez, ¡¡¡Dime dónde está!!! Para la próxima vez que te repita la pregunta ya tendrás un dedo menos —.Samanta desesperada y aterrada, le dice que está en el sótano, el cual no sé donde es, pero mi madre se aparta de ella de un salto, nos dice que la llevemos al depósito, que todavía quiere conversar con ella y sale corriendo.
Salgo detrás de ella dejando a Walter, mi padre y hermano a cargo de todo.Pierdo a mi madre, no sé donde, empiezo a buscar hasta que escucho, un tiro, dos tiros, tres tiros, cuatro tiros, corro hacia donde se oyen las detonaciones, encuentro el sótano y mientras con cautela, empiezo a bajar voy viendo un hombre tras de otro con un disparo en la cabeza regados por el pasillo.
Voy pasando por el pasillo hasta que escucho a mi madre hablar con alguien, llego hasta donde está y la veo sentada en el piso con Alex en sus brazos, se retira el pasamontañas y yo también, acaricia su rostro, mientras le dice:
— Tranquila, mi niña, ya llegamos, ya estamos aquí, tu familia ya está aquí, todo va a estar bien, Alex, no permitiremos que nadie te ponga un dedo encima nunca más, aguanta, resiste, sé fuerte como sé que lo eres recuerda que Sofy te está esperando, hija — le dice mientras lágrimas caen por su rostro.Alex tiene el rostro pálido, sus manos y pies atados, los cuales cortamos con la navaja, están lastimados, llenos de vidrios incrustados, no se ven para nada bien.
Tiene toda la ropa ensangrentada, me acerco a ellas, mis lágrimas empiezan a caer también, voy hasta ella para poder tocarla, Alex reacciona un momento, nos observa a ambos con dificultad, acaricia mi rostro y el de mi madre, nos da las gracias y vuelve a perder la consciencia.
— Ha perdido mucha sangre y tiene fiebre, hay que llevarla urgentemente a casa — dice mi madre, así que la cargo en mis brazos y nos la llevamos de allí mientras mi madre llama al médico explicándole cuál es la situación para que esté esperándonos en la habitación equipada para internación la cual acondicionaron el día que mi padre la rescato de su propio secuestro.
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Siempre Sofy
RomanceAlexia es una mujer que no ha tenido una vida sencilla, sin embargo con empeño ha salido adelante. Una familia que nunca la quiso, injusticias que han dejado al descubierto su propia fortaleza, cosas del destino que la han hecho cambiar. Un día se p...