Capítulo 44. La verdad.

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Capítulo 44.

La verdad.

Alexia.

Al llegar la noche cenamos en la habitación junto a Max. Durante la tarde el médico dijo que ya no hacía falta que estuvieran las enfermeras, le mostró y enseño a Max a curarme las manos y los pies, y luego se retiró. 

Cuando finalizamos la cena, Max me pregunta:

— Bueno, Alex, ¿Estás lista para que hablemos hoy o prefieres otro día?— le respondo que hoy.

— Bien, – dice – lo único que quiero que sepas es que te amo con mi vida, sean cual sean tus decisiones, quiero que sepas que las respetaré con tal de saber que eres feliz ¿Queda claro? - asiento, ya me está asustando.

— Ven – me dice, pasa mi brazo por su cuello y me levanta, así salimos de la habitación, pasando por un largo pasillo con puertas a los lados, es un lugar inmenso. Despacio, baja unas escaleras y puedo ver un salón precioso. Continúa caminando hasta una mesa larga en la que se encuentran sentados: Andrea, su esposo Jhoan, su hijo Jhonathan y el cuidador nocturno de Sofy. 

Max me sienta y habla:

— Alex, te presento a mi familia – dice y señalando a cada uno comienza. — Ella es Andrea Costanzo, mi mamá - ella me sonríe. Será que seré tonta, hasta ahora es que me doy cuenta del parecido que tienen con Max, él continúa – él es Jhoan Ferrari, mi papá, él es Jhonathan, mi hermano y él es Walter, mi amigo de toda la vida y mi mano derecha —.

 Todos me van saludando desde lejos – y somos parte de la mafia - dice expulsando aire como si le costara seguir hablando y a mí hay cosas que me van cerrando.

— Si bien soy dueño de empresas legales, también del tráfico de lo ilegal aquí en América –

—¿Qué trafican? - Pregunto.

—Armas y drogas – responde y asiento con la cabeza. 

— Ella es Pierina – me muestra la foto de no más ni menos que de la paciente, la mamá de Sofía. — A quien creo que recordarás – asiento. — Ella y yo fuimos pareja durante un tiempo, – que no diga que la mató, que no diga que la mató – pero el amor luego se convirtió en amistad y nos separamos. En uno de nuestros últimos encuentros quedó embarazada de Sofía, mi hija — y sí, es parecida a él.

 — Si bien, no estábamos juntos, decidimos compartir la crianza de Sofy, pero un mes antes de que tú la atendieras fue secuestrada por Bustamante y Sipriano quienes en ese momento trabajaban o creí que trabajaban para mí. 

Estuve mucho tiempo buscándola hasta que apareció en tu hospital. No me enteré ese día sino al otro con las noticias y fue el día que nos conocimos. 

Ese día también me había enterado de la existencia de Sofy, pero no podía y todavía no puedo reclamarla como mía porque no llegué a encontrar al último eslabón de la cadena de gente que decidió meterse conmigo - y me parece lógico.

— Por eso puse a mi mano derecha – señala a Walter – durante la noche y a mi madre - la señala – durante el día para que cuiden de Sofy.

Peeeero, te me adelantaste. En un principio estaba furioso contigo, — eso era mutuo – pero después fui viendo como tratabas a mi hija. Mamá, que se enamoró de ti al instante, me iba contando algunas cosas de ti. Empecé a conocerte y a sentir cosas por ti. Me pareció, nos pareció mejor, que si a Sofy le daban el alta se fuera contigo y hasta tomara tu apellido para que estuviera más segura.

Quédate tranquila, en ningún momento pensamos en apartarla de ti, - dice y me siento más tranquila —pero en algún momento cuando todo ésto se solucionara tendrías que saber la verdad y tendrías que aprender a compartir si no hubieran nacido sentimientos entre nosotros. Pero me enamoré de ti Alex y creo que tú de mí. Te pido mil disculpas, tenía que saber con quién dejaba mi hija, tuve que investigarte, y saber todo de ti. 

Siempre SofyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora