Capítulo 31. Me vale madre el mundo.

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Capítulo 31.

Me vale madre el mundo.

Máximo.

Me despierto esta mañana un poco más tranquilo. 

Dormir me ha ayudado mucho. Me pongo a meditar todo lo que supe el día de ayer y ahora terminé con una necesidad inmensa de proteger a Alexia como lo hago con Sofy, después de todo lo que paso, me doy cuenta de que es una mujer increíble. 

 La impotencia que sentía cuando vi las fotos fue tremenda, pero hoy me doy cuenta de que ella es mía y de nadie más, estoy perdido en los ojos de esa mujer, la quiero para mí, no quiero que la toque nadie más y no lo pienso permitir. 

Quiero despertar con ella todos los días de mi vida, quiero que seamos una familia con Sofy, quiero darle todo lo que nunca tuvo, que lo encuentre en Sofy y en mí, que no necesite nada ni a nadie más. 

 Walter ha llegado con la noticia de que Sipriano y Bustamante están en la ciudad, lo cual, es una noticia excelente. Al mediodía me dirijo al departamento de Alex para ir juntos a ver a Sofy. Toco el timbre de su departamento, por un lado, estoy urgido de verla, no sé qué me pasa, pero desde que me levante, siento una impulso de querer estar con ella.

No sé como encarar esta situación, como dirigirme a ella o tratarla después de todo lo que sé.

 Me siento en el escalón de la puerta preocupado a esperarla cuando ella sale. 

Me paro frente a ella yyyyy ..., necesito hacerlo, necesito abrazarla, que sepa que conmigo todo estará bien, que nadie volverá a lastimarla, no quiero invadir su espacio personal, sé que las personas que han sufrido como ella son muy sensibles en ese aspecto. 

Tengo miedo de echar todo a perder, pero entonces en un impulso lo hago, me agacho hasta su altura y la abrazo, y de un momento a otro ella corresponde mi abrazo. Me siento tan bien entre sus brazos, miles de sensaciones recorren mi cuerpo, es realmente, la gloria, hace tiempo necesitaba ésto. 

 No esperaba que me correspondiera, pero lo hizo y se lo agradezco en el alma, hasta que un infeliz nos interrumpe queriendo entrar al edificio. 

Le hacemos espacio para que pase, entra y cuando le doy un – Hola —, Alex toma mi rostro entre sus manos y con suavidad acaricia todo mi rostro. Cierro los ojos para que nada me distraiga de éste momento. 

Acaricia mi barba, mi mentón, mi boca, mi nariz, mis mejillas, mis ojos, mis cejas hasta terminar en mi cabello y mantiene sus manos en mi quijada.Abro los ojos y la veo con una dulce sonrisa mirándome de frente, yyyyy... ya está. 

Ya me valió madre el mundo, soy de ella. Mi corazón late desbocado, en cualquier momento se me sale del pecho y estalla. La amo, amo a ésta mujer, estoy perdido en su mirada, es el ser humano más hermoso que conocí, después de mi hija, claro. 

Mi vida es enteramente de ellas, no quiero nada más, soy feliz así. Me corresponde el 'hola', cuando a un hjdp se le ocurre llamarme ahora, rechazo la llamada, pero ya arruinó el momento y nos vamos a ver a Sofy. 

 Cuando llegamos tengo ganas de matar a mi madre, sé por qué está así, y la entiendo, pero no puede demostrarle esos sentimientos a Alex ahora, entonces se va. 

 Durante la tarde Alex me enseñó a bañar a Sofy, a ponerla en mi pecho como lo había hecho ella. Nos sinceramos y nos dijimos las cosas que pensábamos uno del otro, nos reímos mucho, la pasamos bien. 

Luego dijo que debía irse temprano, debía comprar algo y que podía quedarme con Sofy a lo cual asentí, pero no hice, no iba a dejarla sola y menos con Bustamante y Sipriano en la ciudad.

 Pedí a Walter que llegara más temprano y que me consiguiera seguridad para ella, así que ella se fue y yo me fui detrás sin que me viera. 

 La veo entrar a una tienda que vende camas, está un rato ahí, luego cuando va saliendo, no sé qué le dice al vendedor de mala manera, y sale con lo que para un cuerpo tan chiquito se ve como un enorme colchón a la calle. La veo en la parada del autobús, no sé que quiere hacer con esa pared de goma espuma, ¿No pensará llevarla en autobús o sí? 

 Y sí, efectivamente es lo que intenta, pero nadie se lo permite. Intenta parar algunos taxis, todos siguen de largo, luego empieza a caminar como puede con el colchón tratando de no romperlo, le doy la vuelta a la manzana con el auto, lo estaciono a su lado y le pregunto si la llevo, ella asiente alegre al verme. 

 Acomodamos el colchón en el techo del auto, nos subimos y nos dirigimos a su departamento mientras en el camino me va contando la pelea con el vendedor y la travesía de intentar llevar el colchón a su departamento.

Siempre SofyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora