Capítulo 32. El beso.

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Capítulo 32.

El beso.

Alexia.

Por la mañana Máximo vino a buscarme para ir juntos al hospital. 

 Al bajar y salir, lo vi sentado en el lumbral de la entrada, parecía estar abatido. Tenía las manos en su cabeza y la vista en el suelo. 

 No sé que le habrá pasado, pero sé lo que es sentirse así. Cuando se levanta pasa algo que no esperaba, se agacha a mi altura y me trae hasta su cuerpo en un profundo abrazo. 

Primero no sé como reaccionar, pero me dejo llevar y correspondo el abrazo de la misma manera.No sé que le habrá pasado, pero si necesita un abrazo estoy dispuesta a dárselo. Más de una vez yo también lo necesité.En ese abrazo un sentimiento de seguridad y paz me embargó. 

Cuando me soltó por un señor que necesitaba entrar al edificio quedando a mi altura, no sé por qué sentí la necesidad de acariciar su rostro, de reconfortarlo de alguna manera, de que supiera que todo iba a estar bien. 

Él cerró sus ojos y se dejó hasta que le sostuve el rostro frente a mí, lentamente abrió los ojos y con un brillo en ellos me saludó. Estábamos en un mundo paralelo en el que sólo estábamos él y yo hasta que una llamada nos interrumpió y nos tuvimos que ir.

 Al llegar a la neo, una Andrea con muy mal aspecto nos recibe, le consulto que es lo que le pasa, me dice que sólo se siente mal, que si no tenemos problemas en que se retire a su domicilio el día de hoy, cosa que sin dudar digo que sí, que no hay problema, que descanse y si mañana se siente mejor vuelva, sino, nosotros nos ocupamos de Sofy. 

 Antes que se retire le doy uno de mis tés de hierbas relajantes, le digo que lo tome antes de dormir, me da un abrazo fuerte y se retira. 

 Al irme del hospital fui directo a la tienda de venta de camas y colchones y me compré ambos, quería que me lo llevaran hoy mismo, otro día más en el suelo no quería dormir, pero el vendedor me dijo que ya era tarde, que mañana me harían la entrega de ambos. 

 Muy enojada me negué, ya lo había pagado, ya era mío, hoy dormiría en el colchón. Guardé la nueva ropa de cama y la almohada que me regalaron por la compra en mi bolso y les pedí el colchón Queen que me compré. Cuando lo trajeron noto que es muy grande, pero de igual manera me lo llevé. 

En un principio fui a la parada del bus esperando que alguno parara y me llevara, pero todos siguieron de largo, ninguno paró. 

 Luego a la parada de taxis, lo mismo, ya la tienda había cerrado, por lo que puse un cartón que encontré bajo el inmenso colchón para que no se rompa y comienzo a arrastrarlo hacia mi departamento. 

 Cuando llego a hacer una cuadra bastante cansada ya, la verdad es que pesaba bastante, un muy entretenido Máximo para con su auto a mi lado y se ofrece a llevarme, lo cual acepto de inmediato porque dudaba hasta donde podría llegar sin romper el colchón o romperme la espalda yo. 

 Máximo me ayudó a traer mi colchón y se lo agradezco en el alma, la verdad no sabía como llegaría.Antes de llegar compró dos pizzas para cada uno después. Al llegar fue toda una aventura subirlo, ya que en el ascensor no cabía y tuvimos que subirlo por las escaleras, morimos de risa en todo el trayecto hasta poderlo entrar a la habitación, saque la ropa de cama y la almohada de mi bolso, miro a Max y grito: 

 —¡¡Tengo cama!! No lo puedo creer, tengo cama, mañana estará completa, pero ya no dormiré en el suelo, bueno, mí, cocina, mí, heladera, mí mesa, mí televisor, mí cama, mí departamento, mis esfuerzos, hoy me siento muy bien. –

 Max me mira, seguramente él no debe entender nada, no tiene estos problemas, pero me gusta compartir esto con él.Le pregunto si quiere que cenemos juntos y de la nada, toma mis llaves, baja corriendo, busca las pizzas y una gaseosa, las pone en la mesa, nos ponemos a comer mirando una película y conversando sobre ella. 

 Cuando terminamos, lo acompaño hasta la puerta del departamento, está por retirarse y vuelve a abrazarme como hoy, respirando sobre mi cuello, cosa que también hago dobre el de él. 

Tengo miles de sentimientos encontrados, quiero que me bese, pero tengo miedo, estoy sintiendo cosas por éste hombre y no es bueno para mí, ya he sufrido mucho, no quiero pasar por todo lo que pase otra vez.También tengo miedo de decepcionarlo, tengo el cuerpo lleno de marcas que tapo con mi ropa o maquillaje, mi cabeza tiene un millón de motivos para parar ésto, no quiero confundirme. 

Yyyyy... Max acerca su rostro al mío. Con mucha suavidad y ternura comienza a besarme todo el rostro hasta llegar a mis labios, donde no interrumpo nada de lo que está haciendo, se siente muy bien, no quiero que deje de hacerlo, pero no sé si es real. No sé que busca de mí, no tengo nada para darle, no hay nada, no soy nada, no quiero que mi pasado lo perjudique. 

No quiero arruinar éste momento, pero todos mis sentimientos estallan y mientras nos besamos traicioneras lágrimas comienzan a brotar de mí y empapan mi rostro.Él se percata, interrumpe el beso, me mira, con las manos las seca: 

 — No. No soy lo que buscas, no soy lo que necesitas. No sigas, tengo sentimientos por ti y si ésto no es real y continúas, terminarás de romperme. Y si es real, terminarás arrastrado a mi infierno y siento demasiado por ti como para llevarte conmigo —. 

 — No sabes lo que busco o lo que necesito, permíteme demostrarte, enseñarte, por favor. No eres una más, no eres otra para mí, sé quién eres, sé que hay aquí — señala mi pecho. 

 — Por favor, baja tus barreras, déjame llegar, nunca conocí a nadie como tú. No hay momento en el día que deje de pensar en ti, no me temas, jamás podría lastimarte. 

 Por favor, dame la oportunidad de llegar a ti y si es por infiernos, puedo asegurarte de que el mío es mayor. Quizás seas tú la que me lastime a mí de muchas maneras, pero estoy dispuesto a intentarlo sabiendo que puedo sufrir, por favor, si hay sentimientos en ti para mí no los reprimas, los quiero porque son míos, así como los míos son tuyos, así como yo soy tuyo. 

 Con el tiempo, serás tú quien decidas si me destruyes o construyes a mi lado, no me alejes de ti, por favor — me responde y asiento sin que sepa que más de una de las cosas que me dijo ya las ha conseguido. 

 Acaricia mi rostro por última vez, me saluda hasta mañana y se retira.

Siempre SofyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora