Capítulo 36. Curarnos.

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Capítulo 36.

Curarnos.

Máximo.

Respondí a su beso con la misma intensidad que ella lo hacía conmigo. 

De a poco, entre caricias, nos fuimos sacando la ropa y entre besos nos encaminamos a la habitación. 

Estaba perdido con ésta mujer, llegamos a su cama, comencé a besar todo su cuerpo, era lo más hermoso que había visto en la vida. Ella me dejaba continuar sin censura, hasta que voy notando que su cuerpo pasa de una relajación total a ponerse tenso y rígido. 

 Me detengo, la observo y me doy cuenta de lo que está pasando, por lo cual le pido que me mire, le digo que la amo, que nunca voy a lastimarla, ella es todo para mí, que no tengo inconveniente en parar, la esperaría toda mi vida si con eso consiguiera que se quedara a mi lado. 

 Ella abre sus ojos y empieza a decir cosas horribles sobre sí misma otra vez, cosas que sé que no son verdad, me cuesta asimilar lo que está diciendo hasta que me dice que me ama, hasta que me dice que prefiere sufrir, a que sufra yo y se encierra en el baño. 

 La escucho llorar por un buen rato, pero no pienso irme, ésto ya me cansó y se tiene que aclarar de una buena vez, así que me quedo a esperarla. 

En un momento percibo que abre la ducha y sin más, así como estoy, me dirijo al baño, despacio, abro la puerta y me meto en la ducha con ella, quien se da vuelta y levanta su brazo poniendo su mano en mi pecho tratando de frenarme. 

Tomo su mano, la traigo hacia mí cortando el espacio, la pego a mí y empiezo a besarla y a acariciar su rostro mientras sus lágrimas se mezclan con la ducha: 

— No intentes alejarme nunca más Alex, porque no me voy a ir.Eres mía con tus buenos y malos momentos, eres mía con tu sensatez y tu locura, eres mía con tu pasado, presente y futuro. 

No me apartes, porque si lo haces lo único que conseguirás es no verme, pero yo no me iré de tu lado, te seguiré entre las sombras si me obligas, pero no me iré. 

Tienes tu locura, yo también la mía, dicen que entre locos se entienden, — le sonrío — tienes tus demonios, los acepto, pero quiero combatirlos contigo, quiero todo de ti, una vida, una familia contigo, no me alejes porque no conseguirás que me vaya —. 

 Ella toma mi mano y va pasando mis dedos por cada cicatriz que tiene, se las acaricio, dice que son asquerosas, pero no lo veo así. 

Tomo su mano y comienzo a pasarla por las cicatrices de bala y de cortadas que tengo también, ella primero se asombra, pero después las acaricia de igual manera:

 — Somos sobrevivientes Alex, también necesito que me ayuden a apaciguar mis demonios, ya que Sofy con todos los de ambos no puede, tenemos que curarnos entre nosotros —. 

 Ella me sonríe con tristeza y me besa. Me dice que está sucia y le digo que no es así, sólo está muy lastimada, que con paciencia y empeño la voy a sanar. 

Volvemos a besarnos, nos bañamos mutuamente, la llevo en brazos a los besos hasta la cama nuevamente, la vuelvo a besar entera, en especial sobre cada cicatriz. 

No permito que deje de mirarme, quiero que todo el tiempo sepa, que es conmigo con quien está y nos hacemos el amor lo que queda de la noche, dándonos mucho placer hasta que entre besos y caricias nos quedamos dormidos.

Siempre SofyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora