Siempre Sofy

Capítulo 46. Primero Sofy, segundo Sofy, tercero Sofy.

Capítulo 46.

Primero Sofy, segundo Sofy, tercero Sofy.

Máximo.

Hoy hemos dado con el paradero de los Morano, los tenemos vigilados desde temprano, ya está todo organizado, ésta noche irrumpiremos tanto en sus domicilios como en los domicilios de cada supuesto muerto, a quien Sipriano y Bustamante fueron a visitar junto a la red de "socios" de cada uno.

Ésta noche todo terminará.

Estamos entretenidos jugando en familia, ya que hasta nuestro padre se unió, con los prisioneros, cuando oímos a uno de mis guardias decir:

— Bienvenida, señora —. 

Quedamos todos estáticos. La puerta se abre y Alexia ingresa sorprendiéndose de lo que ve. Está acostumbrada a curar a la gente, no lastimarla. Nos mira a cada uno de nosotros y a cada persona que está siendo torturada. Observa a mi madre, a mi padre, a mi hermano y a mí, ya que Walter está con Sofy. Desesperado, trato de decirle algo, tartamudeo, no sé que decirle.

 Habíamos dejado nuestras armas en una de las mesas cercanas a la puerta por la que entró porque por el momento no las necesitaríamos. En cuanto Esteban y Axel la ven, empiezan a decirle que vaya a pedir ayuda, que por favor los ayude, le gritaron que tomara alguna de las armas de la mesa y nos dispare. 

Ella se volteó, fue hasta la mesa y tomo la que justamente era mi arma, la mantuvo en sus manos por un momento, la observó como inspeccionándola mientras ellos la incitaban a dispararnos mientras nos mirábamos entre mi familia sin saber lo que iba a hacer. 

Luego bajó el arma sin soltarla y se dirigió hacia mi madre. No sabíamos que iba a hacer, estábamos aterrados. Se acercó a ella que estaba a lado de Samanta, a quien acaricio una de sus heridas y mientras Samanta le rogaba que la ayude.

Alex apretó con fuerza sobre la herida haciéndola gritar de dolor, miro a mi madre a los ojos, se alejó de ella y se dirigió hacia mí mientras su hermanastro y Axel le seguían gritando que nos dispare. 

Alex se paró frente a mí, miro las cicatrices de sus manos, acaricio el chupón que tenía en el cuello, puso su mano en mi rostro y me dijo:

— Haz lo que tengas que hacer para proteger a nuestra hija. Primero Sofy, segundo Sofy, tercero Sofy, después, todo lo demás — se voltea dirigiéndose a la puerta mientras Esteban y Axel la insultan, cuando llega a la puerta del depósito se da vuelta, nos mira y dice:

— Los amo a todos, y tú – me señala— termina rápido de jugar, que no puedo dormir sin ti — deja el arma donde estaba y termina de retirarse dejándonos a todos con el corazón feliz, terminando de disfrutar nuestro juego mientras mi padre sonríe y mi madre no deja de repetir que la ama y que me pegará un tiro mientras duermo si antes de finalizar el mes no le pongo un bendito anillo en su dedo y le cambio el apellido porque estoy viejo para andar noviando como puberto.