Capítulo 22. Tregua.

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Capítulo 22.

Tregua.

Alexia.

Falta poco para que termine el mes, Sofy viene espectacular.

 Ya le sacaron el suero y los medicamentos, también la sacaron de la incubadora, la pasaron a una cuna, no necesita más la lámpara por lo que se le puede ver el rostro sin el antifaz. 

 La verdad, estoy muy orgullosa de ella, es una bebé muy fuerte, todavía tiene que subir un poco de peso, cosa que se estima que pasara la semana que viene y será dada de alta si todo sigue así. Se lo comuniqué a Carmen para que me apresure los trámites. Ella dice que para pedir la adopción lleva más tiempo que lo que se puede hacer, para que Sofy venga directamente conmigo es pedir la guarda hasta que se cumpla el plazo y me den la adopción definitiva, lo cual acepto con tal de que Sofy no vaya a un hogar de menores cuando tenga el alta. 

Le cuento la gran noticia a Andrea, quien se emociona y me dice que tenemos que amueblar el departamento y dejarlo en condiciones para la llegada de Sofy. Asiento de manera triste, ya que no tengo dinero para hacer semejante cambio ahora. Me dice que no me preocupe, que entre los grupos de donaciones y las voluntarias se puede conseguir de todo, incluso nuevo, que ella me ayudará, que deje todo en sus manos y me deja más tranquila. 

 A quien empiezo a cruzarme más seguido es al arrogante, pero lo sigo ignorando, ya que llega a la neo cuando yo paso 5 minutos en mi descanso de trabajo, así que siempre está llegando cuando yo me voy. Ya es un hábito ésto de vernos e ignorarnos porque yo paso de largo y él no me habla. 

 Hoy llego a la habitación de Sofy y me encuentro con Andrea hablando con el arrogante quienes al verme dejan de hablar. Veo que interrumpí, pido disculpas y me estoy por retirar avisándole a Andrea que vendré más tarde a lo que ella da un salto, se niega, me dice que tiene que ir a buscar algo que se olvidó fuera del hospital y un poco más sale corriendo de la habitación. 

 Miro a Máximo achinando los ojos, no sé lo que le habrá dicho a esa pobre mujer para que se vaya de esa manera, él está aquí, pero alguien que sepa cuidar a Sofy debe quedarse, así que termino de ingresar a la habitación y empiezo a ver lo que hay que hacer. Y es todo, alimentarla e higienizarla.

 Estoy por comenzar mientras Máximo me observa, entonces lo más fría que puedo le consulto:— ¿A qué has venido?— Él se queda sin hablar por un momento, cuando me canso me doy la vuelta para seguir con Sofy, pero él tragando grueso y agachando la cabeza me responde:

 — Vine a ver a Sofy —. ¿Será que este hombre me tiene miedo? 

Entonces le digo:— Bueno, ya la viste, te puedes retirar—. Él niega con la cabeza, pero no me habla. 

 Comienza a rascarse la cabeza y a caminar de un lado al otro en este espacio reducido, entonces intenta hablarme de nuevo:

— Esteee, emmmm lo que yo quiero... lo que quiero decir, esteeee, uff—. Ya me estaba poniendo nerviosa a mí, daba vueltas en el mismo lugar y no decía nada hasta que, en un momento, suelta: 

 — lo que yo quiero es poder atender a Sofy también, sé que por mi trabajo no he podido estar el tiempo suficiente, pero desde que empezó todo ésto, no sé, le he tomado cariño.

 Sé que soy un viejo amargado y de mal carácter, – ¿viejo? - no estoy casado, nunca cuide a un bebé, a menudo quiero atenderla y cuidar de ella cada vez que vengo a verla, pero tengo miedo de lastimarla. 

No sé cómo hacer nada, no sé cambiarla o alimentarla o simplemente consolarla cuando llora. Muchas veces cuando vengo me quedo observando la incubadora o ahora la cuna sin animarme a tocar a la bebé por muchas ganas que tenga – y sé que es cierto, lo he visto, — no sé hacer esto – rasca su nuca - yyyy, quisiera saber si puedes ayudarme. 

Sé que soy un idiota, no sé tratar a la gente, y no sé por qué, pero tengo, desde que conocí a Sofy, una necesidad imperiosa en el pecho de cuidarla y protegerla que desconozco y no sé como manejar. Junto con mi..., con la voluntaria, eres tú quien ha atendido más a Sofía, y me ha dicho la gente del hospital que tienes la intención de adoptarla, – asentí – por eso quisiera que me ayudaras, que empezáramos a llevarnos bien, que empezáramos de vuelta, si te parece —. Me dice nervioso y extiende la mano esperando la mía para estrecharla. 

Lo dudo un poco, pero si bien es un mal llevado, no puedo negar que lo he visto venir casi todos los días. Le ha puesto a la voluntaria, le ha traído pañales y no sé por qué, pero tengo la sospecha que también estuvo detrás de la reforma de la habitación. 

Quizás no es mala persona, solo tiene un carácter difícil igual que el mío, porque quiera o no, esos sentimientos que describe hacia Sofy son muy similares a los que yo también tengo por ella. Así que bajo mi guardia, extiendo mi mano también, y tomo la suya sellando el pacto de tregua.

Siempre SofyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora