Siempre Sofy

Capítulo 43. Despertar.

Capítulo 43.

Despertar.

Alexia.

Me despierto no sabiendo donde estoy, parece la habitación de un hospital o mejor dicho de un lugar privado muy costoso, nunca vi habitaciones como ésta con enfermera privada. 

Trato de incorporarme, pero de un grito me vuelvo a acostar, me observo las manos y ambas están vendadas, se acerca una chica muy bonita y amable vestida de enfermera y me dice que me quede tranquila, que si quiero me ayuda a sentarme, pero que no apoye las manos porque puedo abrirme las heridas que tengo en ellas, asiento, y ella me ayuda a sentarme. 

Me dice que tenga cuidado con mis manos y al intentar moverme, ya que estoy conectada a un suero, me lo muestra, y podría arrancarlo.

Le pregunto donde estoy y me dice que en una habitación de la mansión y con sus palabras, empiezan a llegarme imágenes de mi secuestro, seguramente me han curado para poder pagar conmigo las deudas de mi familia. 

Empiezo a llorar, le pido que por favor me ayude, que le avise a Máximo Ferrari, que tiene que proteger a Sofía, que saben de ella, que la cuide, que no se preocupe por mí, que proteja a Sofy. Ella me observa y avisa a alguien por un teléfono que hay en la pared que he despertado, donde del otro lado le responden que avisarán. 

A los minutos se oyen pasos que se acercan con velocidad a la habitación, al abrirse la puerta aparece Máximo, quien sin mediar palabra se acerca despacio hasta mí, se sienta al borde de la cama y me abraza, estoy sorprendida, no comprendo nada, vienen a mí imágenes de él y de Andrea dentro del sótano, pero no sé si son reales, también lo abrazo.

— Tranquila Alex, todo está bien, estás segura aquí. Creí que no despertarías jamás, creí que te perdería, no podría vivir con esa carga, no podría vivir sin ti, gracias por volver Alex — me dice agitado mientras me besa todo el rostro y mantiene su abrazo.

 A los cinco minutos se escuchan pasos que se acercan corriendo hasta la habitación, la puerta se abre de un golpe, y Andrea se me viene encima abrazándome y besándome también, tengo a uno de cada lado.

— Gracias hija por despertar, nos tuviste muy preocupados – me besa en la mejilla. 

— No vuelvas a asustarnos así – me vuelve a besar – no – me besa - sabría - me besa - que – me besa - hacer - me besa - sin – me besa - ti – vuelve a besarme.

— Todavía no aprendí a hacer tus benditos fideos para que Máximo deje de molestar – me besa – me toca el rostro, los hombros, las piernas – necesitas comer, ya vuelvo – se retira corriendo y vuelve con una bandeja llena de comida. 

Ésta mujer me hace reír, pero todavía no entiendo que hace acá, que hago yo acá, pregunto a Máximo y me dice que descanse, que a la noche después de la cena, hablarán (no sé quiénes) conmigo y asiento.

Andrea se retira diciéndome que llamara al médico, y Max se queda conmigo, le consulto hace cuanto que estoy aquí, me dice que hace tres días, le pregunto por Sofy, me dice que está bien, que ya está dada de alta, pero que Andrea hablo en mi trabajo con Yudith y le dijo que sufrí un intento de robo, en el cual quedé malherida y que me estaba recuperando, que por medio de la policía habían conseguido que realizarán el escrito de una denuncia que también le mostró a Yudith para darle veracidad a sus palabras, así que se acordó que apenas mejore vaya a retirar a Sofy. 

También me dijo que Andrea mando a reparar mi departamento, tomo nota mental, 'debo agradecerle' por lo que hasta que no terminen no puedo regresar.

Durante lo que quedo del día, Max se quedó conmigo, no me soltaba, me abrazaba y me besaba todo el tiempo, me dormía de a ratos y al despertar, él seguía ahí, acariciándome el cabello.

Por la tarde llegó el médico quien me dio antibióticos y analgésicos para tomar en comprimidos y me saco el suero, también curaron mis manos y mis pies, me dijo que tomara mucho líquido y que me alimentara con regularidad, por lo que Andrea cada dos horas aparecía con algo y se quedaba a lado mío hasta que me acabara lo que me había traído. 

Llegó un punto que mi estómago ya no daba más, no le entraba más nada; sin embargo, la muy loca me obligaba a comer hasta el último bocado.