Tras una sonrisa

5. Valentía

Todos conocemos este término que tanto caracteriza a la casa Gryffindor. Gran cantidad de nuestras provocaciones e insultos son empujados por ella (o se esconden bajo ese pretexto) pero su significado es muy relativo. No deberíamos sentirnos elogiados ni insultados cuando la usan hacia nosotros (bueno, sentirnos elogiados sí, es positivo para nuestra autoestima). Yo me voy a atrever a definirla según lo que yo entiendo por valentía.

Valentía para mí no es arriesgarse para impresionar a alguien, una "locura por amor". Eso es más bien estupidez. Ser valiente no es hacer algo que tiene bajas probabilidades de que salga bien aceptando las posibles consecuencias. Yo prefiero considerarlo imprudencia o incluso sacrificio, pero no valentía. Sacrificar algo por alguien a quien quieres es un gran acto de aprecio digno de valorar pero no te hace más valiente. No es una cualidad peor, simplemente diferente. Tampoco te hace valiente destrozar a alguien en su peor momento que, por lo general, es mejor que tú. No hablo de ser mejor moralmente, hablo de ser una persona mejor en cierto ámbito y cuya competencia sería imposible. Ni mucho menos es valentía no aceptar la ayuda de alguien que sabe que la necesitas. Eso no es ser valiente. Eso es ser fuerte, independiente, lo que sea. Cualidades totalmente apreciables, pero no es valentía.

¿Qué es la valentía entonces? No es sencillo de explicar, al igual que la mayoría de cuestiones que pasan por mi cabeza. La valentía es la cualidad que te permite ser capaz de luchar por tu objetivo superando todos los obstáculos, sean cuales sean. Fijar un final y llegar a él. Ser valiente es también conseguir sobrevivir a todo lo que te hace daño, sea con o sin ayuda. Estar dolido por todo lo que se enfoca en tu contra y curar esas heridas para seguir adelante. No es valiente el que se declara a su amor para acabar siendo rechazado si no el que se mantiene a su lado aún sabiendo que no va a llegar a nada. Si realmente la quieres pero sabes que no estás a su altura, mantente ahí y cuida de ella. Demuéstralo al margen y en silencio, y no haciendo ruido. Para ser valiente no hay que rugir como un león, simplemente hay que luchar y trabajar como una hormiga, que se arriesga a ser aplastada por un humano para llevar comida a su grupo.

Cuidar de todo el que te rodea te hace valiente. Para ser valiente hay que sufrir. Sufrir por llegar a tu objetivo. No sufrir por sacrificarse, siendo ese sacrificio no más que un mero simbolismo de supuesta valentía. Hacer de tus sueños realidad te cueste lo que te cueste, intentándolo día sí y día también. Llevarte todas las hostias que te quiera dar la vida (de las cuales es probable que todavía yo lleve pocas, por lo que tendré que subrayar esta frase), superarlas y seguir con una sonrisa de oreja a oreja. Te hace valiente querer hacer feliz a alguien. Ese padre o esa madre que se reserva todos los problemas que tiene para llevar a su hijo al cine o de viaje. Que enseña la mejor sonrisa que puede darle a su criatura para ver como disfruta de su inocencia. Valiente es el que supera sus miedos quitándose así algunas de las piedras que hacen más pesada su mochila y lastran su avance, algo que yo no llego a conseguir. Ser capaz de dar cualquiera de esos pasos sabiendo que van a costar un gran esfuerzo es lo que nos hace valientes. Dejar nuestra cúpula, esa área de confort, para conseguir algo nuevo.

Eso es valentía. Las películas no siempre muestran la realidad. Y no todos los Gryffindor son capaces de pelear día y noche por superar sus barreras, ni por querer bien, ni por ser pacientes y fuertes. Porque por eso mismo no considero que haya definición concreta de valentía, solo una abstracta y general. No todos tenemos las mismas limitaciones. Esto no significa que tenga más mérito llegar a lo mismo que el otro con más limitaciones, pero sí te hace más valiente. La valentía no va anclada a nada. No va anclada al mérito, ni al poder, ni a la independencia, ni incluso a la fuerza. La valentía es una cualidad como otra cualquiera pero que yo valoro en especial. No puedo evitar valorar la valentía de las personas que sufren por sacarle una carcajada al otro, por hacer realidad su futuro soñado o por aguantar día tras día.

Tengo que admitirlo, lo admiro.