Hay días en los que el cielo se tiñe de negro y no deja pasar ni un mísero rayo de luz. Y es aún más oscuro cuando el mal se ciñe sobre la única persona que me quiere: yo mismo. En el fondo, nosotros mismos somos los únicos capaces de entendernos (o de intentarlo) y averiguar cómo realmente solucionar nuestros problemas internos.
Llamadme pesimista pero, al fin y al cabo, nadie se preocupa realmente por si sufres o no más que tú mismo. Yo me quiero a mí mismo, de verdad, pero hay días en los que me resulta imposible creerme mis propias excusas. Empieza el día y no me veo bien de ninguna de las formas. El físico me afecta, evidentemente, y no consigo darle un aprobado. Va avanzando el día y a mis proyectos les surgen lagunas y errores. Es normal que suceda de vez en cuando pero, ¿tenía que ser hoy? El día sigue su curso y me veo bien por un instante. Me anima, pero por poco. Al rato me hacen recordar que soy un auténtico apartado de la sociedad por más que yo me resigne a aceptarlo. No encuentro lugar, y eso es una verdadera lacra a la que no le veo solución. Siguen pasando las horas y, además de empezar a verme incapaz de llevar este proyecto que por día que pasa aumenta sus labores, asimilo que, por más que mejore mi físico y mi actitud, sigo siendo insuficiente para cualquiera, incluso para mí mismo (sí, lo de que era insuficiente para mí mismo ya lo había descubierto al inicio del día).
No sé si conocéis esta sensación de sentirte una mierda viendo como alguien a quién quieres elogia a otra persona justo en los puntos que tú consideras débiles para ti mismo. El comentario de esa persona sería tal que "Ay has visto lo guapo que es ese chaval. Además es estudioso. Lo tiene todo". Lo tiene todo, él digo. Tú no, él. Ese mensaje es el que resuena en mi cabeza una y otra vez. "Que tío más majo". Él, tú sigues siendo un borde. Se la pasan agradeciendo algunas cualidades a ciertas personas pero a ti no. Esa persona a la que tú tienes en alta estima jamás ha pronunciado unas palabras que signifiquen una décima parte de eso hacia ti. Lo puedes intentar una y otra vez, pero no llegan. Es jodido eh. Pero además te das cuenta de que nunca lo has escuchado de nadie. De todos los que te rodean, nunca has escuchado palabras cuya importancia se parezca a la de esas. Y entonces, sólo entonces, me doy cuenta de que no valgo una mierda. Quizás tenga un potencial del carajo pero, en estos momentos, la palabra con la que pueda definir cuál valioso soy se encuentra entre nada y poco. O a lo mejor solo yo le doy importancia a esas palabras, pero sabiendo que son capaces de subirnos el ánimo a todos creo que no me estoy equivocando tanto.
Y ya no es solo esa sensación que acabo de explicar, es una acumulación. Si me permitís, me voy a citar a mí mismo. "Idiota", "Decepción constante", "Traidor", "Salud mental", etc. Artículos que o bien habéis leído ya o bien leeréis en las próximas páginas. Son sensaciones de las que ya he hablado por separado, pero nunca juntas. Que esté todo mal no es más que una acumulación de varias sensaciones como estas que fijan un día concreto para avasallarme a golpes. Sin piedad. Con el único objetivo de comprobar si soy capaz de aguantarlo. Sigo pensando que todavía estoy jugando en modo fácil, pero son días negros igual. Días en los que no sabes cuál de todas puede llegar después pero que sabes que te lo va a complicar todo un poco más.
Son días en los que prefieres dormir desde temprano y esperas no despertar hasta el día siguiente deseando que eso solucione algo. Sabes que no será así. Pero también deberías de saber que no puedes luchar contra todos tus monstruos a la vez. Por separado no solo son más débiles sino que también se acaban sintiendo insignificantes.

ESTÁS LEYENDO
Tras una sonrisa
Non-FictionLa adolescencia es esa etapa que tanto se pasa por alto aun siendo la que más relevancia tiene en nuestras vidas. Es mucho más que eso de "el paso a la edad adulta". Es el momento en el que le damos forma a la bola de barro con la que llevamos jugan...