¿Por qué es tan difícil de lograr que esta se mantenga en buen estado? Lo peor de esta parte del humano, la mente, es que es la principal afectada por el exterior.
No nos golpean tanto físicamente como psicológicamente. Y es normal. Es normal porque usamos la palabra más que nuestro propio cuerpo. Además, tenemos ciertas capacidades como la de deducción demasiado desarrolladas (bueno, no todos). Cualquier cosa la entendemos de la forma más negativa posible, o sufrimos por actos o personas que, a niveles prácticos, no tienen tanta importancia en nuestras vidas.
Es impresionante también la capacidad de hacer daño que tenemos. Entre los animales, los elefantes pueden hacer daño con sus grandes patas. Los cocodrilos pueden devorar vidas enteras con sus feroces mandíbulas. Pero el humano puede hacer daños incalculables únicamente con su palabra. Ya lo dijo Dumbledore: "Las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y remediarlo". En el mundo muggle (no mágico) sucede lo mismo. Se dice que el humano tiene un talento algo curioso que es el de autodestruirse con creaciones propias. Qué ejemplo más claro que este.
Pero no sólo en eso se basa la salud mental. También en la autoestima. La autoestima es muy difícil de subir porque es muy difícil cambiar la percepción del humano sobre ciertos ámbitos, y principalmente sobre sí mismo. Me corrijo, es muy sencilla de bajar, a través de la decepción. Verte bien y darte cuenta de que solo te gustas a ti mismo y que no "estás tan bien como crees" es llevarte una decepción descomunal. La autoestima, sobre todo a esta edad en la que buscamos la aprobación de todos los que nos rodean (que por mucho que los adultos la menosprecien, es totalmente lógico, ya que nosotros, a diferencia de ellos, no tenemos imagen y ámbito social formado) es muy importante para nuestra salud mental. Sed capaces de negarlo. Es muy difícil recibir, y dar, ayuda al respecto. Por muy bien que nos entendamos y comuniquemos, siempre se nos complica.
Y claro, aparte de estos 2 factores, mi salud mental también es fuertemente atacada por mis errores. Estos al parecer son infinitos y sus consecuencias aparecen en forma de tsunami cada poco tiempo. Tengo más frentes abiertos que la Alemania de la Segunda Guerra Mundial y, al igual que ella, me acabaré hundiendo por no soportarlos. Mis errores (porque eso es lo que son, errores, ninguno en absoluto con intención de hacer daño) me acabarán destruyendo social y psicológicamente. Parece que no sé hacer nada bien. Cada vez que pongo un pie delante del otro estoy cometiendo un error cien veces más grave que el anterior. Y por mucho que creo que progreso, que avanzo, parece ser que no es así. Retrocedo. Eso es lo que hago. Por lo visto, cada vez que consigo algo, lo acabo destrozando a martillazos. Intento reconstruir su figura pero, además de no ser lo mismo, lo vuelvo a destruir. Todavía no comprendo por qué soy así.
No merezco ser aceptado, y, por eso mismo, no lo soy. No merezco el aprecio de nadie. Nadie debería acercarse a mí porque lo acabaría destruyendo, pero no puedo evitar acercarme a ellos. Necesito ayuda pero no soy merecedor de ella, solo de ser despreciado. Se que esto no denota tener una buena salud mental, pero es lo que hay. No hay otra situación y está parece invariable.
Esto no significa que me rinda, ahí la supervivencia de mi salud mental. Mientras me lamento, sigo andando hacia delante, buscando pulir esos fallos. Y no pierdo la esperanza de mejorar y evitar cometer esta inconmensurable cantidad de errores que tanto hacen sufrir a la gente de mi alrededor. Dicen que esta, la esperanza, es lo último que se pierde, y por eso es la última ayuda a la que me agarro. No sé qué será de mí cuando desaparezca, pero tampoco quiero pararme a pensarlo.
Solo sé que la sociedad no termina de saber cómo neutralizar este tipo de problemas. No lo digo por mí, yo doy igual, lo digo por los que os encontréis en una situación similar o peor. Todos tenemos o hemos tenido a alguien cerca en mal estado de ánimos. Deprimido o deprimida. Todos acabamos optando por los métodos cliché para hacerles sentir mejor, pero yo os pido seriamente evitarlos. No son útiles y acaban siendo incluso hipócritas. Os expongo un ejemplo. Cuando alguien acaba por entristecerse pensando en su futuro, todos los que pretendemos ayudarle hacemos uso del clásico "no pienses en el futuro y vive el ahora". Sin embargo, cuando alguien está pasando por un mal momento, preferimos decirle que llegarán tiempos mejores. Creo que no es necesario explicar la contradicción. Es evidente que la intención es importante, pero creo que comentarios de ayuda, o de intento de ella, de ese estilo carecen de eficacia.
Escuchar en silencio a veces es inmensamente mejor, todos valoramos y agradecemos tener un hombro sobre el que llorar. Ayudar a esa persona a solucionar el problema de raíz es un gran paso y una enorme muestra de amistad digna de elogiar. Apostaría que darme cuenta de esto es el mayor e incluso único aporte que he hecho a mis amistades .
Algo es algo, supongo.
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Tras una sonrisa
Non-FictionLa adolescencia es esa etapa que tanto se pasa por alto aun siendo la que más relevancia tiene en nuestras vidas. Es mucho más que eso de "el paso a la edad adulta". Es el momento en el que le damos forma a la bola de barro con la que llevamos jugan...