Es inútil. Podría decorar esta definición de mil maneras pero prefiero dejarlo claro y conciso desde el primer momento. Esa típica frase que todos hemos oído alguna vez de "yo no voy a ir arrastrándome a nadie, que se vaya" o "sé que tengo la razón y, aunque no sea así, no voy a dar el brazo a torcer porque no me da la gana", ejemplos evidentes de orgullo humano, nuestra peor cualidad. Es más, el honor es más útil, porque por lo menos te anima a conseguir tus objetivos o a mejorar por "honrar" a lo que sea. Familia, legado, trabajo o tiempo empleado, o incluso a uno mismo. El orgullo no.
El orgullo solo te distancia de la gente que quieres por no tener el coraje de dejarlo a un lado y dar el paso de pedir perdón. Bueno, ese es otro tema a tratar. El perdón. Este no es que necesite un artículo para él solo, si no un libro entero. ¿Es medible el daño que ha hecho el perdón (o mejor dicho, el no pedirlo) en nuestras vidas? No sabemos pedir perdón de forma sincera, por mucho que insistieran nuestros profesores de la escuela. Parece imposible. No nos animamos, hay algo que nos tapa la posibilidad de hacerlo. Se supone que pedir perdón deja entrever ciertas debilidades, que es aceptar que nos hemos equivocado y que no estamos tan cerca como nos gustaría del nivel de perfección que ofrecen las máquinas. Es el orgullo. Nos ciega y no nos permite ver con claridad cuánto estamos perdiendo, solo acentúa cuánto se supone que podemos perder si enseñamos nuestras imperfecciones.
Eh, y, por qué no decirlo, yo he sido de las personas más orgullosas que podríais conocer. Me peleaba con cualquiera y me daba absolutamente igual. No es lo mismo que haya límites infranqueables, como lo son nuestros principios (principios que la mayoría de adolescentes aún tenemos que construir), a que se encuentre un gran muro de piedra como es el orgullo. Levantar esas murallas hacia personas cercanas es lo peor que podemos hacer. De una forma u otra, si te excedes poniendo muros hacia gente de tu alrededor, el que acabarás excluido, encerrado y solo eres tú. Cuando quieras salir de ahí deberás tragarte tu orgullo. A base de martillazos solo te quedará destruir esas barreras y abrirte al resto. De nada sirve atribuirle la culpa de tu soledad a agentes externos cuando eres tú mismo el que te ha hecho eso. Eres tú mismo el que te ha excluido de la vida ahí fuera (o, mejor dicho, soy yo mismo).
Ante cualquier discusión con amigos, compañeros o familiares debemos siempre tragarnos el orgullo. Sabe amargo, y resulta difícil pero créeme, merece la pena. Perder a alguien que te importa es algo que debes evitar a toda costa. Corrijo, si consideras sinceramente que te sobran las personas que te quieren de verdad, te puedes tomar toda la libertad de perderlos (y además, darte con un canto en los dientes, porque eso de que te sobren personas que te aprecian no suele ocurrir), pero dudo que en la sociedad en la que vivimos a alguien le ocurra esto (sólo tienes que pasarte por el artículo en el que hablo de qué requisitos tiene que cumplir alguien para ser considerado un amigo y ver cuántos de esos te "sobran").
Seamos sinceros, ¿en qué nos ayuda el orgullo? ¿En no pasar la "vergüenza" de pedir perdón? ¿En tener la razón de forma ilógica? Ambas son medallas que no engalanan nada, están ahí hasta que se acaban pudriendo. Sinceramente, a día de hoy, me siento orgulloso de mi mismo cuando soy yo el que da el paso para solucionar mis discusiones. Porque sí, esa es la única forma de orgullo que es ventajosa: la de sentirse orgulloso de alguien o de uno mismo. Es sano sentirnos bien con nosotros mismos cuando hacemos lo correcto, y para saber que hemos hecho lo correcto solo hay que saber cuántas personas a las que queremos salen beneficiadas. También está bien sentirse orgulloso de un amigo al que le salen las cosas bien cuando sabes que ha entregado sudor y lágrimas porque así sea. Sentir que hemos hecho algo bien, o que alguien de nuestro entorno ha conseguido un logro o ha superado un obstáculo es de las pocas formas sanas en las que se presenta el orgullo.
Debemos eliminarlo casi en su totalidad de nuestro ser. En su mayoría, no nos lleva a nada positivo, solo a no solucionar nuestros problemas. Y te arrepientes, te lo aseguro. Te arrepientes de creer que es una cualidad beneficiosa y de utilizarla diariamente. No es "arrastrarse" lo que haces cuando pides perdón aunque no te corresponda. No te hace más inteligente tener la razón en algo o aferrarte a una idea siendo consciente de que es errónea. Hacer uso de esta arma rompe relaciones sociales. No hay excusa que valga. De verdad, es inútil.
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Tras una sonrisa
Non-FictionLa adolescencia es esa etapa que tanto se pasa por alto aun siendo la que más relevancia tiene en nuestras vidas. Es mucho más que eso de "el paso a la edad adulta". Es el momento en el que le damos forma a la bola de barro con la que llevamos jugan...