Vayamos al grano que este tema empalaga. Según lo que yo entiendo, una relación de pareja requiere que se cumplan tres puntos entre ambos protagonistas: amor, conexión y atracción física.
El amor, que tiene que ser mutuo y sincero. Es el sentimiento que condimenta la relación. Le da una chispa que soy incapaz de definir y lo hace todo exclusivo. Es quien esculpe nuestra sonrisa cada vez que encendemos el móvil y vemos un mensaje suyo acompañado de un emoticono de corazón. Nunca sabremos de dónde viene ni por qué lo producimos (o al menos yo), pero está ahí, y le da un toque especial a todo lo que rodea a las dos personas. Es difícil de encontrar, porque no se puede buscar. Solo se puede conseguir conociendo gente nueva, prueba y error, pero no se puede forzar. Por otro lado, la conexión. Es quizás la más compleja pero esta sí depende de nosotros. Se puede decir que es la casa en la que se alojan la confianza, los gustos comunes, el cariño y el conocimiento mutuo, entre otros. Es bonito sentir que tenemos a alguien cerca que nos acompañará en nuestra vida. Que, en el mejor de los casos, estará para contar todas nuestras lágrimas, tanto las de risa como las de tristeza. Que no inventará contratiempos cuando le necesitemos de verdad y que será capaz de alegrarse por nosotros cuando todo vaya bien. Y queda el último, la atracción física, dominada por nuestras hormonas sexuales y nuestros gustos. Ver a esa persona y fascinarse, sentir que la temperatura sube poco a poco. El deseo carnal, que no puede ser contenido por el cerebro y que a veces no se comunica con el corazón.
Son tres las llaves que se necesitan para abrir la puerta a una relación y, si falla alguna, todo será una farsa. No sentir que tu pareja es tu amiga y confidente y que puedes confiar en ella hace que la relación no consiga unir las dos vidas. Las mantiene distanciadas. No sentir atracción por el cuerpo de tu pareja conduce a las relaciones a las infidelidades, a no poder contener esa atracción hacia otras personas y acabar haciendo añicos tu relación. El amor sin embargo es único. Va a su rollo. En el primer caso, habiendo amor, duele entender que no puedes confiar en tu pareja porque la comunicación no funciona o porque no compartís lo suficiente, pero aun así el amor lo puede arreglar. Este conseguirá que os comprendáis y que seáis totalmente complementarios. En el segundo caso, también habiendo amor, podrás sentir de primeras que tu pareja no es la más bella del mundo o que no cumple tus estereotipos, pero el amor lo arregla. El amor hará especial la atracción y la relación física entre ambos. Tendrá la capacidad de hacer diferente y exclusiva esa atracción, y no hará falta nada más.
Pero si falta amor, entonces sí que no habrá arreglo. Ya dije que es el condimento que le da un toque explosivo, exótico, lo suficiente para sazonar cualquier relación y conseguir olvidar que escasea parte de un ingrediente. Ahora bien, si de lo que se carece es de amor, no hay nada que lo supla. Sí habrá parches que tapen su falta, vendas que oculten su no-presencia, pero nunca nada que lo sustituya. Da igual lo que se tarde en echarle en falta, simplemente no estará, y se hará evidente con el paso del tiempo.
Es un lujo que no corresponde a la exagerada demanda que trae consigo el ritmo de vida actual. Todo va demasiado rápido. Queremos emociones fuertes constantemente. Si queremos adrenalina, solo tenemos que conseguir una moto e ir a un circuito a ponerla a 200. Si queremos distorsionar la realidad y poner nuestras pulsaciones a volar solo tenemos que ir una noche a una discoteca y no soltar la botella hasta que no quede ni una gota. Si queremos pasar un poco de terror pero sin riesgo, nos basta con pillar un par de entradas para ver cualquier película de Stephen King y dejarnos llevar. En cambio, si de lo que deseamos disfrutar es de las mariposas que aparecen en nuestro estómago a causa del amor, nos costará un poco más.
Que sí, que existe Tinder, pero eso no es amor, es sexo. También está Instagram, pero tampoco se llega al amor, se llega a la amistad (bueno, y al sexo). Todas esas redes aceleran las relaciones sociales. Conocemos menos a las personas, pero conocemos a más cantidad. Aun así, no se puede descargar ninguna app que nos lleve al amor. Es verdad que conocer gente lo facilita. Nos da más posibilidades, más opciones. Solo tenemos que dejar el doble click azul si no nos gusta esa persona o no llegamos a crear vínculos y siguiente. Lo tenemos muy fácil para rellenar nuestro rifle de balas, pero no tanto para atinar en la diana.
Eso es lo que lo hace especial. Esa excesiva exclusividad que tiene el amor es la que consigue que, cuando lo encontramos, queramos pasar cada minuto de nuestra existencia disfrutando de él. Aquí, de viaje, en el cine o en una playa viendo el atardecer. No importa dónde sea mientras sea a su lado.
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Tras una sonrisa
Non-FictionLa adolescencia es esa etapa que tanto se pasa por alto aun siendo la que más relevancia tiene en nuestras vidas. Es mucho más que eso de "el paso a la edad adulta". Es el momento en el que le damos forma a la bola de barro con la que llevamos jugan...