30. Opiniones

1 0 0
                                    

"Lo que la gente opine de ti no debería de importarte". Venga, os dejo unos minutos para que contéis cuántas veces os han dicho esa frase, o alguna parecida.

Es sinónimo de tener el ego más alto que el Burj Khalifa. Vamos por partes y así evitamos malas interpretaciones. Voy con un ejemplo y ahora desarrollo. Pongamos que vas caminando, mirando al cielo y sin ver un precipicio que se encuentra a pocos metros. Cada paso que das te acerca más a él, pero entonces aparece una persona que te grita a lo lejos "¡Que te vas a caer, gilipollas!". Claro, como te ha insultado pues haces caso omiso a su comentario, pero en el fondo tiene razón. No con lo de "gilipollas" pero sí respecto al hecho de que vas directo a partirte la crisma. Pero es más sencillo cerrarse e ignorar ese estímulo.

¿Qué intento deciros con esto? Pues que la ineficacia del ser humano para comunicarse no debe negarnos a nosotros mismos el avance. Hay veces que usan nuestros puntos "débiles" para atacarnos, o incluso nos los quieren hacer ver para destacar que tenemos ciertos errores con el mero objetivo de dañarnos y subrayar que no somos perfectos (como si no fuera algo evidente). La persona a la que le insultan por ser gorda no debería de omitir ese punto negativo suyo. Está muy bien quererse a uno mismo y tal, pero la obesidad o el mal estado de forma no son puntos positivos ni de los que sentirse orgullosos. El propio hecho de tener problemas a la hora de comunicarse del que hablo al principio del párrafo es un defecto que se debe solucionar, sin importar la forma en la que te lo den a destacar.

Es verdad que las personas que insultan o se mofan de ciertos aspectos del resto de personas no pretenden ayudar. Sus intenciones suelen ser evidentemente negativas, pero eso no quita que la mayoría de veces el mensaje sea cierto. Es difícil verlo, pero no lo hacemos más que por el progreso propio. Las abejas cuando polinizan las flores no tienen como principal objetivo permitir la reproducción de estas, solo el de extraer su polen, pero es una consecuencia positiva. Pues quiero que sintáis que sois esa flor que está obligada a aprovecharse de todo lo que traen en sus patas los insectos que se posan sobre ella.

No soporto el efecto "péndulo" que ocurre en nuestra sociedad en ciertos ámbitos, y este es uno de ellos. ¿Cómo nos solemos defender comúnmente de la crítica destructiva? Empoderando nuestro punto negativo. La mayoría de veces que nos insultan por algo ni siquiera nos paramos a pensar ni a reflexionar, directamente optamos por sentirnos orgullosos de nuestro defecto por el hecho de ser nuestro. Al fin y al cabo nuestros defectos son lo que más destacan de nosotros en esta sociedad, así que procuremos pensar en si realmente queremos que ese aspecto nos defina. Si no es el caso, ¿por qué condicionarnos? ¿Por qué entrar en el mismo juego que esos idiotas?

Ahora bien, no hablo de dejarnos moldear por las críticas y los insultos, solo digo que nos lo hagamos mirar. Que reflexionemos sobre ese aspecto desde un punto de vista lo más objetivo posible. En ciertas ocasiones, pero pocas, no nos insultan con errores nuestros si no con rasgos que nos caracterizan. Sobre eso mismo debemos pararnos a pensar cuando critican algo de nosotros y clasificar ese rasgo nuestro o bien como error para intentar pulirlo o bien como parte de nosotros para dejar tranquila y alejar de los insultos a esa parte de nuestra personalidad. Una vez clasificado, buscamos qué hacer, pero siempre habiendo reflexionado antes.

La gente con la autoestima por los suelos suele sentir de primeras que todos los rasgos por los que son criticados son errores. Las personas orgullosas piensan que son perfectas y que cada cosa por la que son criticadas es parte imprescindible de ellas. Es solo cuestión de pensar, porque todo el que es fácilmente manipulable directamente se deja moldear a placer. En el caso del ejemplo del principio, cuando te gritan, solo deberías dejar de observar el cielo por un segundo (ya sé que el atardecer estaba precioso, pero es solo un segundo) y mirar hacia delante para ser tú el que juzgaras si lo mejor es seguir tu camino o girar.

Qué menos podemos hacer que sacar provecho de la bazofia que sueltan estos imbéciles por la boca. Ya sabéis, la basura de unos es el tesoro de otros.

Tras una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora