Me gustaría tener a alguien al lado que me ayudara a empezar este artículo porque es especialmente importante. Posiblemente el Fran del futuro me ayude un poco.
La confianza es la base de cualquier relación social. Hace poco os hablé de los círculos de confianza, que no son más que las limitaciones que establecemos a la hora de entregar la nuestra. No es fácil comprender su funcionamiento. Me refiero al proceso a llevar a cabo si queremos conseguir la de alguien y a lo que se le cruza por la cabeza a esa persona para negarnos esta.
Primero, ¿qué debemos hacer para intentar conseguirla? No penséis que esto es un tutorial porque soy el primero que anda perdido en este sentido, solo quiero intentar reflexionar un poco sobre ello. Lo primero que hacemos para intentar ganar la confianza de alguien es dar la nuestra. Hay veces que no la quieren, pero nosotros la damos como buenos ilusos. Ilusos o personas con fe de recibir lo mismo, llamadlo como queráis. El segundo paso suele ser acercarnos, preguntar con cuidado pero con atención, interesarnos por su vida. Se puede aplicar a cualquier relación social pero todos sabemos en qué casos concretos pensamos al leer esto. En fin, adolescentes. Si esa persona entiende que su vida nos interesa, que queremos aportar y formar parte de ella, quizás nos preste su confianza. Pero claro, se gana ofreciendo más de lo que esperas recibir. No es un problema, realmente es lógico, pero hay que hacerlo. Incluso hay que estar preparado para que rechacen tu acercamiento. No pasa nada por intentarlo, interesarte por una persona con la que te apetece estrechar lazos es lo mejor que puedes hacer si tu intención es ampliar esos círculos de los que hablábamos antes.
Ahora llega la mejor parte: ¿qué pasa por sus cabezas cuando no quieren acercarse y rechazan nuestra confianza? Venga, ya podéis decir que es tan sencillo como que no le llegamos a caer bien o que no compaginamos. Sinceramente, yo abogo por una versión un poco más compleja del ser humano. Creo que somos simples, pero no tanto. Quizás esa persona pasa por un mal momento. Quizás no diste tu mejor versión, o esa persona la percibió de una forma diferente. Hay ciertas perspectivas que no dependen de nosotros. Es verdad que también creo que no muchos factores de nuestra vida se escapan de nuestras manos, pero es que ambas teorías son totalmente compatibles. Viéndolo de cierta forma, la mayoría o están a nuestro alcance o es cuestión de una mayor reflexión. Ciertos factores externos que no solemos contemplar por esa manía nuestra de delimitarlo todo pueden depender de nosotros. Se escapan a nuestra percepción más directa, pero al fin y al cabo la mayoría dependen de nuestros actos.
Lo que sí tengo seguro es que, si un acercamiento social no funciona, posiblemente haya varios motivos que no hemos tenido en cuenta. Tampoco podemos evitar el "detalle" de que la confianza nos puede jugar malas pasadas. Es verdad que está bien mantenerse abierto y ser sociable, pero hasta cierto punto. Si confiamos en personas muy a la ligera (que todos lo hacemos), esas personas pueden utilizar dicha confianza en nuestra contra. Exponer todo lo que constituye nuestra privacidad o utilizar cierta información para hacernos daño son buenos ejemplos. Por eso mismo que la confianza y el aprecio deben ir de la mano. El aprecio y el cariño nos dan una cierta seguridad de que no actuarán en nuestra contra. Evidentemente ambos no pueden avanzar a la vez. Si queremos el aprecio de alguien nos veremos en la obligación de dar un poco de confianza antes. Esto realmente no es nada nuevo, todos lo sabemos, y lo utilizamos, pero inconscientemente. Las personas con poco aprecio regalan su confianza en búsqueda de grandes cantidades y rápidas de él. Sin embargo, a las personas a las que el aprecio les sobra y no tienen prisa en conseguir más les cuesta confiar.
Yo a este tipo de personas que creen tener aprecio de sobra les diría lo mismo que a los que desprecian a sus amigos por creer tener demasiados. Pero voy a intentar ir más a fondo en el tema de la confianza, sobre todo en el caso de nuestras personas más cercanas. Creo que ya toca integrar el término "traición" en este artículo. He dicho antes que la confianza y el aprecio van de la mano, pero no de qué pasa si te engañan. Bueno, si nos engañan. A veces la confianza que nos regalan no es más que un farol, pero aun así el cariño que empieza a florecer en nuestro corazón por esa persona sigue creciendo constantemente, y este es plenamente sincero. La confianza que estamos recibiendo es falsa, no lleva a ningún sitio, es solo para hacernos creer que sí somos importantes. No sé por qué lo hacen, quizás es el mismo sentimiento de posesión del que hablamos al definir a un amigo, pero lo que sí sé es que el simple hecho de que nos hagan creer que somos importantes para cualquiera nos encanta. Así es como nos engañan, y así es como vamos directos a la traición.
La traición ocurre cuando todo eso se destapa. Cuando la mentira es tan grande que ya no puede ser ocultada bajo la alfombra o bien cuando alguien tira de dicha cubierta. Ese trocito de nuestro corazón, esa parte de nuestro hogar interior, se destroza. Puede ser mayor o menor, la catástrofe puede ser más o menos destructiva, pero, si estamos hablando de una persona que se había labrado (de la peor forma posible) una gran cantidad de aprecio en nosotros, será un momento doloroso. No piensas en la reparación de primeras, solo en cómo ha podido ocurrir. Si realmente bajaste la guardia y si fuiste tan estúpido como imaginas.
Con esto no pretendo que desconfiéis del mundo y os encerréis en una realidad aparte, sino que cuidéis de vuestros amigos como si fueran oro. Son personas a las que les hemos confiado gran parte de nosotros y les hemos designado una habitación en nuestro corazón. La sociedad es una mierda, sí, y que tengamos que andar con pies de plomo es una putada, pero quizás que actúen en nuestra contra también depende en parte de nosotros. Es más fácil que alguien tenga algo en tu contra si eres mala persona o difícil de tragar, que si no es el caso.
A mí solo me queda destacar que todo lo que he comentado antes sobre transmitir confianza a las personas que nos rodean también se puede aplicar hacia nosotros mismos. Si tenemos confianza en nosotros mismos llegaremos a querernos más. Estoy seguro. Sin embargo, si esa confianza es de la que hace algunas líneas yo criticaba, nos estaremos traicionando a nosotros mismos.
Siendo honesto, prefiero pecar de iluso que de no haber querido bien.
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Tras una sonrisa
Non-FictionLa adolescencia es esa etapa que tanto se pasa por alto aun siendo la que más relevancia tiene en nuestras vidas. Es mucho más que eso de "el paso a la edad adulta". Es el momento en el que le damos forma a la bola de barro con la que llevamos jugan...