Me voy a tomar la licencia de considerarme creador de este término y me dispongo a explicarlo para que podáis definir vuestras relaciones sociales de una forma relativamente sencilla. Todos, y sobre todo a estas edades, creamos círculos de confianza. Varios, más lejanos y más cercanos, organizando a las personas que nos rodean según la confianza (valga la redundancia) que nos une. En principio, a mí me gusta distinguir 3 círculos concretos: conocidos, colegas y amigos. No soy el mejor para los nombres, creo que eso se puede advertir tan solo leyendo la portada del libro.
El primer círculo, y más lejano, el de conocidos. Personas con la suficiente distancia como para no ser considerados amigos ni colegas pero en las que puedes confiar mínimamente. Personas con las que sales de fiesta y con las que estableces conversaciones casuales. Su relevancia en tu vida es mínima (un poco de relleno siendo realistas). Son comodines para ciertas ocasiones en las que necesitas algo rápido y sin importancia. Sin más, están ahí.
Los colegas son los más difíciles de determinar. Los límites se difuminan, tendrá algo que ver que se encuentren en el centro. No los puedes considerar amigos, o bien por conocerlos de poco tiempo o bien porque no llegáis a compaginar. La distancia también los puede hacer considerarse colegas y no amigos, ya que dificulta la confianza y la creación de momentos juntos. Se pueden incluir aquí a los compañeros de clase con los que más compartes, pero que no compartes lo suficiente como para mostrarles más de ti o a ese "gymbro" al que ves un par de horas todos los días pero con el que no tratas demasiado. Tampoco son tan irrelevantes como para compararlos con esa persona con la que tienes un contacto mínimo y casual (los conocidos). Soléis hacer planes y pasarlo bien pero siempre se queda en eso. No eres capaz de confiarles demasiado pero sí que les tienes aprecio. Cada persona establece sus límites, pero creo que se entiende por dónde voy.
Y, por último, los amigos. Parte muy importante de nuestras vidas, casi familia, a los que les confiaríamos mucho (a veces demasiado). Ya hablé de ellos en un artículo anterior, así que ya sabréis a qué me refiero. Esos con los que sí pasarías días enteros sin tener más que alguna discusión aislada. Personas que acaban siendo indispensables para nuestras vidas y sin las cuales todo sería diferente.
Dicho esto, os invito a aplicarlos a vuestras vidas antes de comentar mi situación.
Me da la sensación de que soy muy "colega". Me explico. Me consideraría colega de muchas personas ya que la confianza entre ambos no es mucha pero es agradable una conversación entre ambos o pasar el rato con cualquier plan. Algunos los conozco del gimnasio, otros del instituto. Son personas que aportan, pero en pequeñas porciones, a mi vida. Y, de la misma forma, yo les aporto algo mínimamente a ellos. Pero lo dicho, ahí queda. El problema entra cuando tú consideras a alguien de un círculo y esa persona te considera de otro. No sería el caso, o no tan grave, si las diferencias están entre colegas y conocidos pero sí si están entre amigos y colegas. Es jodido. Considerar a alguien tu amigo, o amiga, alguien importante en tu vida, y que no sea mutuo es jodido, y me pasa bastante.
Voy a intentar explicarlo de la forma más sencilla posible. Entendamos los círculos de confianza como una torre, una montaña en la que la cima eres tú mismo, y en la que cada círculo de tu vida representa un escalón. 4 escalones entonces. Conocidos, colegas, amigos y uno mismo (incluyendo pareja y familia en este último). Bueno, pues digamos que yo me encuentro intentando subir el escalón en los círculos de confianza de las personas que no me consideran amigo aunque yo sí que lo haga. Me la paso dando pequeños saltos para que se me vea más en la ladera de esa montaña, intentando llamar la atención de esas personas y esperando que me incluyan en ese círculo.
A veces parece que lo estoy, pero por una sencilla razón. Cuando alguien desaparece de ese círculo de amistad y queda un hueco, yo empiezo a saltar con más frecuencia, luchando por alcanzar ese hueco, lo que consigue dar la sensación de que sí lo estoy. Pero cuando alguien suple ese lugar en el círculo más personal, yo vuelvo a quedar eclipsado. Es por eso que me la paso corriendo alrededor del círculo de amigos con la esperanza de que alguien lo abandone. También debo recordar de alguna vez en la que me encontraba en el círculo de amigos e intenté saltar al cuarto círculo, ya entendéis de qué forma, pero esa intención quedó atrás. Ya he aprendido a medir mi ambición, o eso creo.
Lo que sí puedo asegurar que he aprendido a medir son mis círculos de confianza, aunque las puertas entre ellos se encuentran abiertas para cualquiera que quiera avanzar.
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Tras una sonrisa
Non-FictionLa adolescencia es esa etapa que tanto se pasa por alto aun siendo la que más relevancia tiene en nuestras vidas. Es mucho más que eso de "el paso a la edad adulta". Es el momento en el que le damos forma a la bola de barro con la que llevamos jugan...