CAPÍTULO 20

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Alexandre apenas esperaba su maleta en Galeão cuando se enteró de que el asesino en serie, que por meses mantuvo a la ciudad en un estado de alerta total se había entregado. Todo el mundo hablaba del espectáculo que había sido, pero sobre todo, esperaban que la policía diera más noticias sobre el proceso que se llevaría a cabo; deseaban ver rodar la cabeza del tipo.

Enseguida buscó su teléfono y llamó a Moreira para que lo pusiera al tanto, pero no le contestó. Estaba completamente seguro de que estaría muy ocupado, tal vez interrogando al asesino; decidió no interrumpir más el trabajo de su amigo, así que cogió su maleta, salió del aeropuerto, compró el periódico O Globo y subió a un taxi.

Le dio la dirección al chofer y se dispuso a leer las noticias mientras transcurría el viaje, la primera plana era memorable, en la foto se veía al hombre sentado en el estudio de televisión junto a Raquel Dias.

—Pobre diablo —murmuró al detenerse a mirar al supuesto asesino, que a simple vista no tenía pinta de ser un desalmado; sin embargo, la vida le había brindado experiencias para desconfiar hasta de su propia sombra—. No tiene idea de lo que le espera.

Leyó todo lo relacionado con el espectáculo mediático que había sido la entrega del hombre, y después se pasó a la sección de deportes.

Justo al llegar al apartamento dejó la maleta y llamó a su madre para avisarle que había retornado, ante su insistencia de saber cómo estaba de salud le prometió que por la noche iría a casa.

Se había propuesto retomar su vida, ser feliz y sentirse agradecido con lo que tenía, y no anhelar nada más. Sabía que la única manera de deshacerse definitivamente de Elizabeth era destruyendo todo lo que por años había atesorado de ella, por lo que fue al vestidor, buscó en el compartimiento secreto de uno de los cajones y sacó la colección fotográfica que sumaban más de cien, además de un par de bragas, lanzó todo en la bañera, todavía no sabía si ahogar o quemar su preciado tesoro.

Con el encendedor temblándole en las manos se venció a esa fuerza más poderosa que lo hizo desistir, y lleno de impotencia se largó del lugar. Bajó al estacionamiento y subió a la supermoto, decidió que era momento de probarla; todavía no sabía cómo se la había dejado Alves, su mecánico de confianza.

No sabía a dónde ir, necesitaba escapar de sus pensamientos y de sus sentimientos, bien sabía que no importaba qué tan lejos pudiera irse físicamente, lo que llevaba dentro se iría con él, siempre le había sido imposible lidiar contra sus emociones; tanto así, que todavía no conseguía resolver conflictos y sufrimientos que llevaba con él desde hacía más de dieciocho años, que las preguntas de todo lo que pudo haber sido se seguían sumando día con día. Ahora a todo eso se añadía el fracaso que Elizabeth significaba en su vida, y solo le tocaba aprender a existir con eso.

Estando cerca de la laguna Rodrigo Freitas fijó su rumbo al Parque da Catacumba, posiblemente estar en contacto con la naturaleza, como tanto le gustaba, le ayudaría a despejar su mente.

Estacionó cerca del sendero de piedras y se adentró a la espesura que la naturaleza le brindaba, se sentó sobre una piedra, con la mirada fija en la copa de los árboles que se mecían con el viento y en los pájaros que se posaban sobre las ramas; después de algunos minutos admirando lo que le rodeaba, el sonido de un berimbau le retumbaba en la cabeza, casi arrastrado por esa pasión que corría por sus venas se levantó y aprovechó el espacio despejado que estaba a poca distancia para iniciar con algunos pasos de capoeira; sin embargo, no pasó mucho tiempo para darse cuenta de que todavía no había sanado tanto como deseaba, porque la pierna le dolía; aun así, no se daba por vencido, con cada pinchazo de dolor, se recordaba que debía buscar al hijo de puta que lo había dejado en esa situación y hacérselo pagar, ya no era una cuestión de venganza, era algo de supervivencia, porque estaba convencido de que lo estarían buscando, y antes de que lo encontraran, él iba a sorprenderlos.

Mariposa Capoeirista (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora