Capítulo 43

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Jaime

—Gracias a ti, por esperarme, por soportarme a pesar de lo gilipollas que fui, no sabes lo importante que eres para mí,

Virginia.

—Jaime, no era soportarte, no sabes lo mucho que te necesito en mi vida, haría, y hubiese hecho lo que sea para que no nos separemos. Incluso cuando nos dejamos de hablar después del viaje, no sabes cuanto te extrañé, cuanto deseé ir a la puerta de

tu casa y pedirte perdón, pero tenía miedo.

—¿Miedo? ¿Miedo de qué?

—De que me odiaras, de que no me quieras hablar más, y no

quería pasar por eso, ni antes, ni ahora, ni nunca.

—¿Te estás escuchando? No sabes cuanto me arrepiento de todo lo que te dije en Mallorca, solo era un cobarde, que no quería

perderte.

—Y nunca lo harás, porque no te dejaré, no nos dejaré. —Me besó la mejilla y me dio la mano bajo las sábanas. Nos

dormimos pocos minutos después.

Nos despertamos sobre las tres de la tarde. Virginia se levantó unos segundos después que yo, como los dos teníamos bastante hambre, pedimos unas pizzas a domicilio y los las comimos en mi cama.

Ojalá tener ese recuerdo guardado toda mi vida, ella, yo, comiendo pizza en mi cama mientras hablábamos de la boda de la anterior pareja de Virginia, que aunque al principio nos pareció una idea pésima, al final fue una de las mejores noches

que he vivido, junto a ella, mi razón para vivir.

Llevé a Virginia a su casa, y después de regresar a la mía, empecé a limpiar todo el desorden que habíamos dejado cuando comíamos, a las cuatro de la tarde. Y aunque sonase irrazonable, debido a las horas que empezaba, me senté 

El Plan TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora