Capítulo 45

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Jaime

Esa iba a ser mi segunda Navidad habiendo conocido a Virginia, pero esa fue la primera que pasé con ella. Como queríamos visitar a nuestras dos familias, (para que la mía conociese a Virginia, y que la suya me conociera a mí) decidimos pasar nochebuena aquí en Madrid con mis padres y después irnos a Toledo con la suya. Y aun así, decoramos nuestra casa con temática navideña: compramos un a'árbol y lo decoramos, pusimos alguna que otra guirnalda por la casa y a Alan, le compramos unas orejitas de reno. Y decidimos darnos nuestros propios regalos el veintitrés, un día antes de irnos a la casa de mis padres. No sabía que comprarle, porque básicamente ya tenía de todo (más o menos); perfumes, tenía mil, de maquillaje, yo sí que no tenía ni idea, y más ropa no le cabía en el armario. Tampoco sabía que me iba a regalar ella, porque ni siquiera yo

lo sabía...

Sabía que le tendría que haber dicho algo a su mejor amiga,

Marta, con la que siempre está hablando, así que decidí, sin que Virginia se diese cuenta, buscar el número de Marta en su móvil y escribirla, y con suerte, que ella me digiera algo, o me diese

alguna idea.

Aproveche que se había dormido después de comer para contactar a Marta. Decidí llamarla para que Virginia nunca encontrase ninguna conversación o que se diera cuenta que tenía el número de su mejor amiga guardado.

—Buenas tardes, Marta, soy Jaime, la pareja de Virginia, ¿tienes un momento para hablar?

—Claro, acabo de terminar de desayunar, encantada, Jaime.

—¿Desayunar? —le pregunté sorprendido.

—Sí, no sé si te lo ha comentado Virginia, pero vivo en los

Estados Unidos.

—No me digas, que maravilla.

—Y bueno, ¿para qué me has llamado?

—Necesito tu ayuda para elegir un regalo de Navidad para

Virginia.

—¡Ja! Esta chica tiene de todo, tienes la cosa bastante

complicada...

—Por eso te llamo, ¿a ti no te habrá dicho nada, no?

—Desgraciadamente no, pero si lo hubiese hecho, no te lo

contaría.

—Muchísimas gracias por el apoyo —bromeé.

—A ver, tú vives con ella, ¿no te ha comentado que le haga falta algo?

—No, ¡y tú eres su mejor amiga! ¡A ti te debería decir estas

cosas!

—Bueno, hay una cosa que sé que le falta, y pienso, por lo que

me ha dicho ella, que puede ser buena idea.

—A ver en que me lías ahora.

—¿Sabes que no tiene Virginia? Un anillo de compromiso.

—¿Estás loca? Claro que no tiene, pero estoy seguro de que no

quiere tenerlo.

—Pienso totalmente lo contrario, y sería el regalo de Navidad

perfecto.

—Vale, me lo pensaré —dije al ver que Virginia ya estaba despierta y mirándome al balcón como hablaba por teléfono —.

Muchas gracias, espero hablarte pronto. —Colgué.

—¿Con quién estabas hablando? —me preguntó.

—¿Yo? Con mi hermano, por un problemilla de la editorial, pero

ya está todo solucionado.

—Ah, perfecto. ¡Qué susto! ¿No?

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