— ¡Thelma!
— Emmanuel —dijo Dante levantándose del suelo.
— Thelma, pensé lo peor cuando no te encontré.
— Lo siento —pronunció la chica de pie frente al príncipe.
— No te tienes que disculpar. ¿Quieres salir a caminar?
— Sí.
— Dante, podrías ir con mis padres y decirles que Thelma se encuentra bien.
— Por supuesto.
— Dante. —Dijo Thelma recuperándose— Gracias.
El guardián asintió con la cabeza y procedió a encontrarse con los reyes, mientras que el príncipe dirigía el camino de la chica hacia los jardines del reino.
— ¿Y quieres hablar sobre lo que pasó?
— La verdad es que no.
— Está bien.
— Tengo que admitir que estos jardines son hermosos.
— Muchas gracias, mi tatarabuelo trajo a un jardinero desde el reino Hermione para que hiciera estos jardines, de hecho es una historia muy romántica.
— ¿Por?
— Pues mi tatarabuela estaba esperando a mi bisabuelo de la guerra y en ese entonces solo era el castillo y ella quería que sus hijos crecieran en un hermoso lugar que no solo fueran las paredes del castillo, así que mi tatarabuelo pasó semanas ideando un jardín en que él sus hijos se sintieran felices. Y después de largos meses el jardín al fin quedó.
— Wow.
— ¿Ves esa fuente?
— Sí.
— Esa fuente fue tallada por el mejor escultor de Condere. En los cuatro lados de la fuente mi tatarabuelo le pidió al escultor que elaborara pequeñas figuras que representaran lo que él sentía por su esposa, así que tenemos algunas mariposas, aves...
— ¿Y ese árbol? —Thelma señaló un árbol tallado en medio de la fuente.
— Ah, al parecer mi tatarabuela lo vio en un sueño y siempre lo mencionaba.
— Se me hace conocido.
— Pues no lo creo, porque por más que se ha buscado, nadie ha encontrado ese árbol, pero todos dicen que si alguien lo ve en sus sueños significa que está muy cerca del amor de tu vida.
— ¿Qué?
— Son historias que se cuentan y muchos afirman que mi tatarabuela sabía algo sobre ese árbol ya que muchos en verdad creen en esa historia.
— ¿Tú no crees?
— Pues no creo que un árbol te diga cuando hayas encontrado al amor de tu vida.
— Emmanuel, tus padres desean verlos —dijo Dante apareciendo detrás de ellos.
— Bueno, es momento de regresar al castillo.
— ¿Tu crees en esas historias Dante? —preguntó Thelma.
— Él no cree en fantasías de ese tipo —dijo Emmanuel.
— ¿Entonces no crees en el amor?
— Ese tema es algo que nunca será comprendido en su totalidad —respondió Dante.
— Supongo que nunca te has enamorado.
— Espero que no.
Los tres entraron al castillo, para ese momento todos los invitados ya se habían retirado. Dante dirigió al príncipe y a la chica hasta la oficina del rey.
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El portal que nos unió
FantasyElla siempre vivió tras la sombra de su hermana, por más que se esforzara siempre era ignorada u olvidada y por eso la odiaba, pero eso cambió con la llegada de un par de chicos que no eran de su mundo. Eran de un mundo que conocía por relatos de su...