Dos semanas antes...
La mañana era hermosa, como siempre.
El sol comenzaba a salir de su escondite dejándose ver por todos los pobladores de Lederman, especialmente los empleados dentro del castillo, los cuales no había dormido más de dos horas, pues pocas horas antes de la media noche surgió el anuncio de que los reyes de Acacio y Hermión vendrían a primera hora el día siguiente debido a una junta urgente con su rey, por lo que todos se prepararon para que el castillo quedará impecable ante los invitados, que rara vez asisten con tan poco tiempo de anticipación.
Pocos dentro del castillo sabían que el rey había ordenado a un grupo de su confianza para ir al otro mundo y algunos sospechaban que la urgente reunión estaba relacionada. La hora llegó y ambos reyes llegaron y los tres se saludaron como amigos, olvidando las formalidades, de inmediato pasaron a la oficina del rey Lederman, sin el príncipe Emmanuel, algo que se le hizo raro a los guardias encargados de la reina y príncipe, puesto que ya estaba a punto de convertirse en rey y su presencia en todas las reuniones importantes y no tan importantes era ya obligatoria, pero en está no fue así.
— Señores me alegra su presencia en mi reino, a pesar del poco tiempo.
— Ernesto, sólo ve al grano —dijo el rey Paulo Hermión, de los tres reyes era el más serio.
— Paulo, estamos aquí por nuestro amigo —dijo el rey Leo, del reino Acacio.
— Pues seguiré el consejo de Paulo. La razón por la que los cité hoy, es para hablar sobre los Fonseca.
— Oh, bueno, entonces comprendo la urgencia de la cita —dijo el rey Leo.
— ¿Qué con ellos?
— Pues por si no se han enterado, se han apoderado de otro pueblo, cerca de las montañas del sur, para ser más específico muy cerca del puente tres.
— ¿Qué tan cerca del puente? —dijo el representante del reino Hermión.
— Está a unos 30 kilómetros.
— Pero tu reino se supone que es el más cercano a un puente —dijo el rey Leo.
— Nosotros estamos a casi 20 kilómetros —respondió el rey Ernesto
— ¿Y qué quieres de nosotros?
— Voy a mandar a un grupo al otro mundo, para que traigan a la esposa de mi hijo.
— ¿No veo cómo eso nos interese o sirva?
— ¿Acaso ya olvidaste los Acordes Daría?
— Gracias por recordarlos rey Leo, —dijo el rey Ernesto tomando un libro de su enorme colección— esa es la razón de todo. Cuando mi hijo se case con la humana, conforme al acuerdo número 14, sección 2 y cito "Si existe una pareja en donde uno de los involucrados sea del otro mundo y deseen casarse, probando que lo hacen por amor, esa pareja tendrá la oportunidad de cruzar libremente los puentes".
— Eso lo sé.
— Lo que sabes querido rey Paulo, es que tendremos la oportunidad de obtener cualquier tipo de herramientas del otro mundo que nos ayude a derrotar a los Fonseca.
En la actualidad, en el castillo.
Thelma seguía dibujando las escaleras del castillo, estaba tan concentrada en su arte que no notó que el príncipe y su guardián estaban sentados detrás de ella, siendo espectadores, cada uno en completo silencio. Pasaron unos 20 minutos cuando la chica habló.
— ¿Puedo preguntar algo?
— Por supuesto —dijo Emmanuel.
— ¿Es en serio que me voy a casar contigo?
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El portal que nos unió
FantasiaElla siempre vivió tras la sombra de su hermana, por más que se esforzara siempre era ignorada u olvidada y por eso la odiaba, pero eso cambió con la llegada de un par de chicos que no eran de su mundo. Eran de un mundo que conocía por relatos de su...