Honestidad

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— ¿Y vieron a esa chica con el cabello largo? —preguntó Simón emocionado.

— Sí, todos la vimos.

— Oh, y esa chica con el vestido color verde, en verdad era muy bonita.

— Simón, ya recordamos a todas las chicas con las que bailaste —dijo Dante con un tono cansado.

— Lo sé, es que quiero confirmar que no fue un simple sueño.

— No lo fue Simón —dijo Thelma.

— ¿Y tú disfrutaste de los bailes? —preguntó él.

— La verdad es que sí, todos los chicos fueron muy amables conmigo.

— ¿Alguno llamó tu atención? —preguntó el menor curioso por la situación de su amiga.

— Yo, no lo creo.

— Oh, vamos Thelma, dinos la verdad —comentó Emmanuel.

— Es la verdad, ninguno me pareció guapo.

El grupo seguía caminando después de la bella tarde que habían pasado en Sintra, la sonrisa se veía reflejada en el rostro de cada integrante del equipo. El menor de los chicos estaba conmocionado por su participación en los bailes con varias damiselas, siempre había sido parte de los espectadores de ese tipo de eventos, sin embargo, ahora había sido invitado a bailar.

Emmanuel, ni se diga, se había enamorado, eso es lo que se repetía cada segundo en su cabeza. Por varios años le había señalado a su padre su desinterés en contraer matrimonio con alguna chica sin conocerlo y mucho menos estar enamorado de ella y al fin había logrado ese sueño.

Alex se encontraba viviendo algunos sentimientos nuevos para él, después de haber conversado con Thelma y el haberle expresado cómo se sentía de su trabajo como su guardián y haber escuchado cómo se sentía al respecto le hizo experimentar algo que aún no lograba descifrar, pero se hacía más fuerte cada vez que la veía.

El líder del equipo, se sentía satisfecho después de su conversación con Thelma, sentía que la conexión que tenían había cambiado. Desde la primera vez que la vio supo que ella sería un dolor de cabeza y lo confirmó con cada cosa que hacía o decía, pero a pesar de todo eso no la odiaba, aunque lo demostrara, él no sentía eso por ella.

Y la chica, estaba más que contenta, estaba cada vez más cerca de obtener información real de los portales y con ella lograría volver a hogar, ese era su meta o al menos es lo que ella se repetía ya que con cada nueva experiencia que vivía se preguntaba si deseaba volver a su aburrida y solitaria vida en su mundo.

La caminata siguió por casi dos kilómetros más hasta que se encontraron con el final del camino, frente ellos la tierra se separaba en dos y la única opción para caminar era un puente de madera vieja de aproximadamente 6 metros de distancia.

— No podemos detenernos a buscar otro camino, debemos cruzar.

— Dante, el puente se ve muy viejo —habló Thelma.

— Lo sé, —el chico se acercó al inicio del puente y comprobó la fuerza de los primeros peldaños del puente con sus manos— pero se ve resistente.

— Dante tiene razón, no podemos seguir retrasando el plan por más tiempo —dijo Emmanuel.

— Bien —dijeron los demás.

— Ahora, yo sugiero que los menos pesados pasen primero el puente, es decir, Simón y Thelma deben ir primero.

— ¿Qué? —preguntaron los dos.

— Al momento de que pasen comprobaremos el peso que el puente resiste para no arriesgarnos más.

— Entonces debe ir primero Simón —respondió rápidamente la chica.

El portal que nos unióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora