Todo parecía indicar que el clima de ese día era malo, como si la naturaleza estuviera pasando lo mismo que la chica, pues el cielo estaba completamente gris y todo indicaba que una fuerte tormenta vendría en pocos segundos.
Thelma estaba en el bosque, pero algo se sentía mal, ya que estaba corriendo con todas sus fuerzas entre los enormes árboles de aquel lugar. La respiración agitada y un par de lágrimas indicaba que algo horrible acababa de suceder.
— ¡No puedes escapar!
Los gritos por parte de varios hombres resonaban en cada centímetro del bosque, la chica rezaba por que alguien viniera a salvarla, pero sus peticiones fueron en vano, ya que fue interceptada por un chico.
— Te dije que no debías correr, pero lo hiciste.
— Por favor —suplicaba ella.
— No, nada de lo que digas me hará cambiar de opinión.
— Te daré lo que quieras.
— Por ahora, solo quiero pasar una noche contigo. ¿Me preguntó cómo serán nuestros hijos?
En ese momento, Thelma gritó el nombre de alguien, pero sus oídos no lograron distinguir el nombre de esa persona, no sabía a quién le gritaba.
— Me temo que él no podrá venir a salvarte de nuevo.
La chica abrió los ojos, para darse cuenta que todo eso había sido un sueño.
— ¿Está bien? —preguntó Simón.
— Yo.
— Alexander te escuchó gritar y por eso vine.
— ¿Grite?
— Así es, parecía que estaba pasando algo malo y no quise entrar así a la habitación —explicó Alexander.
— Ah, pues, solo fue un mal sueño.
— Parece que el lugar tiene algo un tanto extraño —comentó Simón.
— ¿Por qué lo dices?
— Porque cuando venía para su habitación, Dante también comenzó a gritar mientras seguía dormido.
— Bueno, tal vez es el dormir en un lugar nuevo —dijo Thelma.
— Es probable, pero la dejo dormir.
— Muchas gracias.
— No es nada.
— Y gracias, Alexander.
— Para eso estoy.
— Oye.
— ¿Si?
— ¿Te molestaría si te digo Alex? Es que tu nombre es un poco largo.
— No tendría ningún problema en que usted me llame de esa manera. Que descanse.
— Igual.
La mañana llegó y todos bajaron para ir a comprar algunas cosas para comer antes de buscar al señor Crawford. Cuando Damián y Thelma se encontraron en las escaleras, ambos se miraron un poco avergonzados.
— Parece que tuvimos un mal sueño —dijo Thelma.
— Fue por todo lo que pasamos el día de ayer.
— ¿Me dices que fue por estrés?
— ¿Estrés?
— Sí, es cuando alguien vivió algo fuera de lo normal y el cuerpo debe sacar esa sensación o sentimiento y lo hace, no sé, con dolores de espalda o de cabeza.
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El portal que nos unió
FantasyElla siempre vivió tras la sombra de su hermana, por más que se esforzara siempre era ignorada u olvidada y por eso la odiaba, pero eso cambió con la llegada de un par de chicos que no eran de su mundo. Eran de un mundo que conocía por relatos de su...