La secta

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— ¿Perdón? —Thelma miró extrañada al muchacho y luego miró a sus amigos, esperando que le dieran una respuesta.

— Es momento de que iniciemos la cena —respondió el chico girando sobre sus talones y caminando hacia su respectiva silla.

La cena transcurrió como cualquier otra cena, hasta cierto punto el grupo se sintió tranquilo, nadie decía palabra alguna, el único momento raro que se vivió en esa extraña casa fue que antes de que comenzaran a consumir los alimentos, la señora Regina junto con su hijo se pusieron de pie frente a la mesa y comenzaron a cantar algo irreconocible mientras mantenían las manos en el aire, a Thelma le recordó algún tipo de agradecimiento a algún dios.

— Y díganme. ¿Qué hace un grupo de personas tan atractivas en el bosque? —preguntó la señora Regina.

— Nosotros somos un grupo de eruditos —dijo Emmanuel, dando la señal de que él iba a responder las preguntas.

— ¿Y qué investigan en estas tierras? —insistió ella.

— Plantas medicinales, todos somos expertos en ello.

— Está bien, pero algo que no logró comprender es el por qué una chica del otro mundo estaría con ustedes —lo dijo mirando directamente a Thelma, la cual al recibir esa mirada escupió un pedazo de pan.

— Ella no es del otro mundo —salió a la defensa Emmanuel.

— No necesitan seguir mintiendo, toda la esencia de Thelma dice ser de otro mundo, es fácil notarlo —la señora miró al príncipe.

— Está bien, sí es del otro mundo —respondió él.

— ¡Emmanuel! —exclamaron todos sus amigos.

— Thelma, querida.

— ¿Si, señora?

— ¿Estás comprometida en tu mundo?

— ¿Comprometida con la vida?

— Ja, eres graciosa.

— Gracias...

— Pero, me refiero a si estás casada.

— No, que yo sepa.

— Perfecto. Todo está encajando a la perfección. Es momento.

La señora se levantó de su asiento, a su vez, un grupo de señores entraron al comedor, tomaron de los hombros a los integrantes del equipo, los levantaron de sus asientos y los arrastraron detrás de la señora y su hijo.

Todos arribaron en una habitación en la cual sus paredes tenían ilustraciones de todos los portales de Condere y lo que ellos creían que era la manera en la que el otro mundo era, a la pelinegra le recordó aquellas películas de los años 70's en donde describían el futuro como algo totalmente tecnológico. Las ilustraciones de lo que era su mundo desde los pocos conocimientos de esa gente eran totalmente absurdos, en un espacio venían a gente casi desnuda andando por la calle sosteniendo lo que parecía ser un pequeño dragón, en otra parte había lo que era un carruaje elevado en el aire.

— Todos nosotros hemos esperado este momento por muchos años y todo inició cuando el creador apareció en nuestro humilde hogar.

— ¿Cómo dice? —preguntó Simón.

— Tuve la oportunidad de entablar una conversación con el creador y él me dijo que mi hijo sería Theodoric que significa gobernante del pueblo —la señora le dio la espalda al grupo y se acercó a una pared que tenía una cortina que tapaba una pintura más, ella jaló el pedazo de tela y dejó al descubierto la pintura de un hombre.

El portal que nos unióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora