— ¡Basta! —exclamó el rey.
— ¡No!
— Bien, si tanto insistes en todas las palabras que has dicho en todo este tiempo te daré la oportunidad de que te formes de la mejor manera para gobernar tu pueblo.
— ¿Qué es lo que dices cariño? —preguntó la reina hacia su marido.
— Emmanuel, tienes mi bendición para ir en una excursión por todo Condere en busca de una solución para cerrar de una vez por todas los portales, si los cierras, Thelma podrá regresar a su mundo y podrás ascender al trono sin la necesidad de contraer matrimonio.
— ¿Madre? —preguntó el príncipe perplejo ante lo que su padre mencionaba.
— Ernesto, no sé en qué estás pensando.
— Estoy haciendo que nuestro hijo piense en su futuro y si esa es la única opción en la que pueda ver de manera clara la realidad en la vive, pues le doy la oportunidad de que haga lo que él crea más apropiado.
— Entonces está diciendo que si Emmanuel, digo, perdón, el príncipe, consigue cerrar los portales ¿me dejarán ir? —preguntó Thelma.
— Por supuesto, querida.
— Ja, pensé que sería más difícil.
— Padre, yo no puedo hacer eso...
— ¿Qué? —exclamó Thelma
— Perdón, Thelma —dijo apenado Emmanuel.
— No, me has estado diciendo que harás lo posible por regresarme a casa y ahora que tu padre me está brindando una oportunidad , tú te niegas.
— Thelma, no es tan fácil como parece.
— ¿Por qué?
— Pues...
— Nunca ha salido, —dijo el rey— es por eso que no puede aceptar, no ha salido en estos 21 años de Lederman, no tiene experiencia alguna fuera de los muros de su castillo.
— Pero...
— Bien, si no aceptas mi propuesta, harás lo que yo diga —dijo el rey esperando que su hijo se rindiera.
— Lo haré —pronunció el heredero al trono.
— ¿Qué? —exclamaron todos los presentes en la habitación.
— Le prometí a Thelma que la regresaría a su mundo y haré todo lo que esté en mis manos para cumplir lo que dije.
— Hijo —la reina se acercó a su hijo— sé que quieres cumplir esa promesa, pero no estás listo para el mundo de afuera.
— Madre, necesito hacer eso, si en verdad quiero gobernar Lederman, necesito conocer a mi pueblo por mi mismo.
— Oh, hijo.
— Padre, aceptó tu propuesta.
— Bien, porque no me acompañas a mi estudio a discutir sobre tu plan —dijo el rey mirando a su hijo completamente serio.
— Por supuesto.
— Cariño —la reina se acercó a su marido y colocó su mano en su hombro.
— Claudia, es un momento en el que necesito hablar con el heredero de Lederman.
— Claro, bueno, iré a mis aposentos. Señorita Thelma, por que no hace lo mismo.
— Yo...
— Lo hará mi señora —dijo Dante.
— Pero necesito saber que hará Emmanuel.
— No, ellos tienen que hablarlo.
— Pero mi futuro depende de lo que hablen.
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El portal que nos unió
FantasyElla siempre vivió tras la sombra de su hermana, por más que se esforzara siempre era ignorada u olvidada y por eso la odiaba, pero eso cambió con la llegada de un par de chicos que no eran de su mundo. Eran de un mundo que conocía por relatos de su...