En su mundo

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El silencio era el dueño en ese momento del bosque, no se podía percibir el baile de las hojas o los cantos de las aves. Era la nada.

Tal vez el bosque podía sentir el corazón de Thelma, prácticamente la magia era parte de la naturaleza en Condere por lo que existía la posibilidad de que la magia existiera igual en su mundo. Esa fue la idea que deseó creer ella para olvidar lo que había sucedido.

— ¡Thelma!

Su nombre fue pronunciado detrás de ella, instintivamente giró su rostro en busca de la persona que la llamaba, anhelaba que fuera el hombre que tenía escrito en su corazón, sin embargo, no fue así.

— ¿Elliot? —la chica se encontraba de rodillas mirando a su amigo.

— Al fin te encontré —el chico se acercó a ella y la abrazó.

— ¿Qué haces aquí?

— Llevo días buscándote y tenía la corazonada de que estaría aquí.

— Elliot —las lágrimas salieron por sus ojos sin aviso.

— ¿Qué pasó? ¿Dónde estabas?

— Pensé que todo era una tontería, una mentira, pero ahora sé que todo es real.

— ¿De qué hablas?

— ¿Thelma? —la voz de Alex apareció en la conversación.

— ¡Alex! —Thelma se puso de pie de inmediato, tirando a su amigo.

La chica buscó entre los árboles a su amigo, hasta que lo encontró detrás de un arbusto, el mal aspecto del chico asustó a la pelinegra. Alex se encontraba casi completamente tirado en la tierra con sus manos sobre su estómago deteniendo la sangre que brotaba de la herida provocada por su hermano.

— ¡Carajo! —Elliot apareció detrás de Thelma mirando a un chico desconocido morir.

— Tenemos que llevarlo al hospital.

— ¿Quién es? —el chico se encontraba aterrado por la escena.

— Alex, un gusto.

— No hables —dijo ella.

— Thelma te juro que no estoy entiendo nada de esto. Acabas de aparecer y hay un chico atractivo a punto de morir.

— ¿Verdad? Pensé que era la única que pensaba que todos eran guapos. Pero eso no es lo importante.

— ¿Pero qué dices? —Elliot comenzaba alterarse con cada segundo.

— Elliot, necesito que me ayudes, te juro que te explicaré todo, pero no quiero perder a mi amigo.

El chico miró directamente a los ojos de su mejor amiga y supo que hablaba en serio, la preocupación se apoderó de todo su rostro.

— Bien, traje mi auto.

— Perfecto.

Entre ambos levantaron a Alex y lo llevaron al auto del chico.

— ¿Qué es eso? —preguntó Alex asustado al ver el automóvil.

— Es un carro —contestó ella.

— ¿Qué?

— Alex, no te enfoques en nada de este mundo hasta que estés mejor.

El trayecto hacia el hospital fue relativamente tranquilo, por su parte Elliot trataba de no hacer preguntas por la inesperada y rara situación, Alex comenzaba a perder la conciencia por minutos, Thelma trataba de ordenar las miles de ideas que surgían en su mente, priorizando el qué decir a los doctores sobre Alex, no sabía nada de él y su estado de salud, factores como su tipo de sangre o si era alérgico a algo era algo que la preocupaba demasiado.

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