Llevaban una hora cabalgando y todos agradecían el que fueran en caballos, la velocidad por la recorrían el bosque era inimaginable, no llevarían nada si fueran a pie.
En el último caballo andaban Dante y Emmanuel, vigilando al resto de sus amigos. El príncipe no había pronunciado palabra alguna desde que habían subido al caballo, su amigo sabía que era raro ya que no era propio de él permanecer en silencio.
— Emmanuel, no te prohibí que hablaras.
— Lo sé, es que no quiero decir algo que no.
— ¿Algo como qué?
— Ya sabes, sobre ayer.
— Entonces, si es sobre eso no digas nada.
— Pero ya hablaste, no me puedo callar ahora.
— Nunca he podido hacerlo.
— ¿Crees en la historia que nos contaron?
— Quien soy yo para negar el origen de la magia.
— No me refería a eso.
— Lo sé, es que es confuso.
— Estaría igual si me dijeran que la chica que me gusta es el amor de mi vida y el destino unió nuestros mundos para que estemos juntos por el resto de nuestra existencia.
— Haces que suene peor de lo que en verdad es.
— Pero es la verdad.
— Yo no sé si es verdad.
— Yo creo que sí.
— ¿Por qué lo crees?
— Cualquier persona con dos ojos que vea la manera en la que conviven diría que son pareja.
— Emmanuel.
— Déjame terminar. Te conozco de toda la vida y desde el momento en el que Thelma apareció en tu vida cambiaste, nunca creía escuchar que alguien te había golpeado y dejado en el suelo. O que entrarías a una batalla de comida por unas simples pinturas o simplemente estar decidido a pelear hasta la muerte por alguien que no fuera yo.
— Tal vez...
— Ajá —el castaño alentaba a su mejor amigo a decir la verdad.
— Nada. Tenemos al mago, va a cerrar los portales y ella regresa a su mundo. Fin.
— ¿Y es lo que quieres?
— Es la razón por la salimos del castillo.
— ¿Es lo que quieres?
— Claro, es la mejor opción para nuestro reino.
— Yo no te pregunte por el reino, porque sé muy bien lo que necesita el reino. Preguntó qué deseas.
— Sabes que yo no tengo voz en esas decisiones.
— Lo sé, pero ahora se nos ha revelado que el único propósito del origen de los portales es que ustedes estén juntos.
— Eso no lo sabemos.
— Dante, no sé que sientes por ella, pero ella está a punto de irse. ¿Es lo que quieres?
— Que si quiero que la chica que me pone nervioso cada vez que se acerca a mi y me mira a los ojos se vaya, obvio que no. Pero es lo que debe hacerse.
— Dante.
— Emmanuel, estaremos bien y lo más importante es que ella estará segura en su mundo.
Pasaron otras horas y los caballos comenzaban a notarse cansados por el arduo camino, por lo que el líder decidió parar y descansar un poco. Procuraron parar en un espacio lleno de árboles para esconderse mejor de cualquier persona.
ESTÁS LEYENDO
El portal que nos unió
FantasíaElla siempre vivió tras la sombra de su hermana, por más que se esforzara siempre era ignorada u olvidada y por eso la odiaba, pero eso cambió con la llegada de un par de chicos que no eran de su mundo. Eran de un mundo que conocía por relatos de su...