El chico había tomado de la mano a la pelinegra, ella lo miró extrañada lista para decirle algo, pero el comentario se vio interrumpido por el andar del chico, pasando por alto a Alex que yacía en el suelo y conforme los pasos seguían iban dejando atrás a sus amigos.
Por su parte, Thelma estaba nerviosa, era la primera vez que estaba a solas con Dante después de la revelación de la magia y su supuesto destino. Era claro que ambos tenían sus ideas sobre lo sucedido con el mago, sin embargo, ella sentía algo en su corazón que todo lo que había escuchado era verdad, o más bien, quería que fuera verdad.
Todo lo que ella había experimentado con él era totalmente nuevo para ella y los recuerdos del sentimiento que tenía antes de llegar a Condere con solo los dibujos del rostro del guardián volvían aparecer.
¿O los había experimentado desde el día en que se habían conocido?
Esa pregunta resonó dentro de su cabeza. Y si todo ese odio y burla en contra de Dante eran otra cosa. Todas esas miradas, peleas y desacuerdos que aparentaban ser una cosa, en verdad eran otra cosa. Algo a lo que estaban destinados.
— ¿Thelma? —el pelinegro movía su mano frente al rostro de la chica esperando a que respondiera.
— Lo siento, me distraje.
— No sé en qué estabas pensando, pero ya llegamos.
Thelma alejó su vista de los ojos del chico y se encontró con cientos de árboles, nada fuera de lo común, ella esperaba alguna vista hermosa.
— ¿Es lo que me querías enseñar?
— No, solo te traje aquí para estar lejos de los demás.
— ¿Por?
— Por esto —sus brazos rodearon a la chica por la cintura y atrajeron su cuerpo hacia el de él.
— ¿Qué haces? —preguntó Thelma extrañada por el comportamiento de Dante.
— Es un simple abrazo.
— ¿Y por qué?
— Quiero que sepas que eres una persona maravillosa y lamento todo lo que viviste en tu mundo.
— Dante.
— No digas nada, solo disfruta de este momento, porque estoy seguro que mañana no recordaré nada.
— Entonces es tu momento de honestidad. Puedo soportarlo.
— Toda mi vida pensé que estaría solo, pero llegaste tú y poco a poco se fue formando mi nueva familia. Todo gracias a ti.
El rostro de la chica reflejaba tristeza por el comportamiento de Dante, escuchar esas palabras salir de un chico como él realmente hacía que el corazón de la chica dejara de sentirse como un trozo de hielo y poco a poco la calidez de su cuerpo y palabras comenzaba a calentar el alma de la chica.
— ¡Despierten! —los gritos de Thelma pusieron en alerta a todos los chicos incluyendo al mago.
— ¿Qué pasa? —preguntó Emmanuel medio despierto.
— No podemos seguir perdiendo el tiempo, levántense y vámonos.
La pelinegra no tuvo que decir más palabras para que todos la obedecieran, tomaron sus pertenencias listos para seguir el largo camino.
— ¿Thelma? —Dante se acercó a la chica que intentaba subirse al caballo.
— ¿Si?
— No recuerdo lo que pasó anoche, sé que caminamos por el bosque.
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El portal que nos unió
FantasíaElla siempre vivió tras la sombra de su hermana, por más que se esforzara siempre era ignorada u olvidada y por eso la odiaba, pero eso cambió con la llegada de un par de chicos que no eran de su mundo. Eran de un mundo que conocía por relatos de su...