El Pueblo Irlam Capítulo 4

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Una Nueva Oportunidad.

Abro los ojos lentamente, envuelto en una sensación rejuvenecedora. La biblioteca está envuelta en penumbra, brindándome un lugar tranquilo para descansar. Solo una suave luz ilumina el espacio. Anoche, Beatrice me obligó a dormir en contra de mi voluntad. Aunque estoy un poco molesto, entiendo que lo hizo con buenas intenciones. Siento mi cuerpo en calma, como si por primera vez desde que llegué aquí, hubiera logrado conciliar el sueño de manera placentera. No tuve pesadillas, de hecho, no recuerdo haber soñado nada. Es sorprendente cómo una buena noche de sueño puede hacerme sentir tan bien.

Observo a mi alrededor y dirijo mi mirada hacia el peso que siento en mi pecho. Es un peso ligero, casi como un libro. Cuando me doy cuenta, mis brazos la están abrazando. Beatrice está descansando sobre mi pecho, mientras inconscientemente usa su magia de sanación en mí. Me siento un poco avergonzado de no haberla soltado durante todo este tiempo, pero al mismo tiempo, me alegra que ella no lo haya rechazado.

Saco mi reloj de bolsillo para comprobar que apenas es la primera hora de la mañana. No he dormido mucho tiempo, unas ocho horas, supongo que está bien mientras mi cuerpo se sienta descansado.

Con cuidado, agito ligeramente la espalda de Beatrice para despertarla. Ella ha estado usando su magia en mí todo este tiempo, debe ser agotador para ella. Me pregunto si, como un espíritu, ella puede soñar. La agito nuevamente y susurro:

—Princesa Beatrice, ya es de día. Debemos construir la máquina a vapor.

En el momento en que menciono la máquina a vapor, su mano reacciona con un pequeño tic. Ella se apoya en mi pecho para incorporarse ligeramente y me mira, pero sin mostrar dureza.

—Eres un tonto, supongo —responde Beatrice antes de dejarse caer nuevamente, abrazándome con delicadeza—. Estabas tan cansado que ni siquiera te diste cuenta de que dormiste un día entero.

¿Un día entero? Ni siquiera lo noté, todo este tiempo ella ha estado a mi lado. Sorprendido, no puedo hacer más que decir:

—Gracias, Beatrice —la abrazo nuevamente mientras me siento en la cama—. Necesitaba este descanso, estoy feliz de que me hayas permitido estar contigo.

Beatrice asiente, probablemente avergonzada. No puedo ver claramente debido a la oscuridad, pero ella parece estar en calma.

—No vuelvas a preocupar a Betty, o no te lo perdonará de hecho —dice Beatrice, sin soltarme del abrazo.

Me doy cuenta de lo mucho que la preocupé. Durante todo este tiempo, me enfoqué en fortalecer nuestra relación sin depender demasiado de ella, tratándola casi como una hermana menor. Algún día la sacaré de aquí, pero no la haré luchar, no me atrevo.

—No puedo prometerlo, pero lo intentaré.

En ese momento, la luz de la biblioteca vuelve a brillar intensamente, haciendo que mis ojos duelan al recibir los rayos de luz. Intento mover mis brazos, pero Beatrice los sujeta, impidiéndome hacerlo. Solo puedo cerrar los ojos y esperar a que mis ojos se acostumbren. Cuando finalmente me acostumbro a la luz, Beatrice se levanta y me mira con una mirada maliciosa.

—Esa es mi venganza por preocuparme. Si vuelves a hacerlo, seré más severa —dice Beatrice, guiñándome el ojo.

—Qué malvada... —respondo, en tono de broma.

Me levanto y salgo de la biblioteca, acordando encontrarnos una vez esté listo. Al salir, me doy cuenta de que estoy en el baño. Beatrice sabía lo que iba a hacer y me dejó solo. Después de arreglarme, salgo de mi habitación, que ha sido trasladada al tercer piso. Cuando me giro, veo a Emilia acercándose hacia mí. Nuestros ojos se encuentran y ella me regala una hermosa sonrisa que ilumina el día.

Re:zero SC| Empezando la Vida como un Ingeniero desde CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora