Las Cargas del Destino
Tras la ceremonia, todo sigue su curso normal. Los ministros comenzarán su trabajo mañana, y ya tengo todo preparado para entregárselo. Ellos saben bien cuáles son sus responsabilidades.
Ahora, yo también tengo mucho trabajo por delante.
Beatrice y Emilia han estado actuando de manera extraña hoy. Parece que ambas están tramando algo. Me aconsejaron no ir a la oficina y, en cambio, dirigirme al quiosco donde solemos entrenar.
No he visto ni a Crusch ni a Otto después de la ceremonia. Se han esfumado como el viento mismo. Estoy a punto de abrir la puerta que da al patio cuando alguien tapa mis ojos.
—¿Qué está pasando? —Intento retirar sus manos, pero sé que son las manos de Emilia—. ¿Me vas a dar un abrazo, Emilia?
Creo que ya sé a dónde va esto.
—¿Cómo supiste que era yo? —Emilia se acerca a mí sin soltar sus manos. Sus dedos tienen esa extraña combinación de frío y calor debido al maná que emana de ellos.
Al principio, se siente frío, pero luego, es cálido y reconfortante.
—Te reconocería incluso sin verte ni sentirte —respondo con una sonrisa. Sus manos se calientan un poco, como si hubieran reaccionado a mis palabras.
—Eres un tonto —exclama Emilia, probablemente ruborizada como un tomate.
Ella me guía hacia el patio, abriendo las puertas. Allí, varios olores invaden mi nariz, y puedo percibir el aroma de carne a la parrilla, entre otros.
Emilia se detiene y susurra al oído.
—Hace un tiempo le contaste a Betty cómo celebraron una vez tu cumpleaños en tu mundo. No tenemos los mismos ingredientes, pero hemos intentado recrear algo lo más cercano posible. —Emilia retira lentamente sus manos—. Feliz Cumpleaños, Marco.
La sorpresa y la emoción me invaden mientras contemplo el esfuerzo que Emilia y los demás han puesto en esta celebración. Crusch, Luan, Ram, Roswaal y la pequeña niña que me sonríe con calidez se encuentran aquí.
No puedo evitar sonreír. Después de todo, han pasado más de siete años desde la última vez que celebré mi cumpleaños, y ver algo así sin duda se siente reconfortante. Claro está que no sé si es la fecha exacta, pero, sinceramente, eso no me importa.
No suelo festejar mi cumpleaños, y hubo un tiempo en el que llegué a aborrecer esta fecha. Sin embargo, ver a mi princesa y a Emilia, organizando esto con tanto esmero y dedicación llena mi alma de alegría y paz.
No importa si Roswaal está involucrado, verlas haciendo todo lo posible es más de lo que necesito.
Una parrillada, algo que en mi tierra natal solía ser común en las zonas rurales. El ambiente captura perfectamente esa esencia, solo falta la música.
—Feliz cumpleaños, Marco —me dice Crusch acercándose y tomándome de la mano—. Disfruta de este momento, aprovecha y pásala bien.
Ram, por su parte, me mira con cierta molestia, pero su presencia aquí es suficiente para mí.
—Gracias por estar aquí —le agradezco a Ram, quien me señala unas patatas en la mesa.
Ella sonríe y pone su mano en su pecho de manera teatral.
—Más te vale comer todas esas patatas, o tendrás que pagar en el entrenamiento —bromea, mirándome con una sonrisa arrogante—. Para que no digas que esta bella dama te trata con desprecio.
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Re:zero SC| Empezando la Vida como un Ingeniero desde Cero
FanfictionCapitulos separados de "Re:zero| Empezando la Vida como un Ingeniero desde Cero" Para una mejor lectura a quien deseé capitulos breves y emocionantes. Marco Luz es un ingeniero graduado de una academia militar. Una tarde tranquila trabajando en su t...