La Selección Real Capítulo 11

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Tener a Miklotov como nuestro aliado sería maravilloso; sería un gran impulso si revelamos públicamente este respaldo. Atraeríamos mucha atención hacia Irlam y podríamos obtener mejores contratos e información más precisa.

Pero eso no estaría bien; si hago público el apoyo de Miklotov, volverán tras él nuevamente. La persona que Miklotov debe respaldar debe mantenerse neutral y no hacer ningún esfuerzo adicional.

—Apoya a Priscilla Barielle —digo en voz baja ante la mirada sorprendida tanto de Emilia como de Miklotov.

Este niega con la cabeza.

—Mi nieto era lo único que me quedaba; ahora el crecimiento de Emilia como candidata es lo más importante.

Miklotov estaba dispuesto a sacrificarse para iniciar una conmoción, sabiendo que tarde o temprano lo matarían. Pero no iba a dejarse caer sin luchar. Si Miklotov se declaraba nuestro principal apoyo, su muerte sería el detonante que movería a todos.

Sí, porque alguna candidata sería culpada por ello.

—Entonces, ¿qué? Si mueres, nada cambiará. Te necesitamos vivo —dirijo mi mirada hacia Emilia con una sonrisa— Y estoy seguro de que Emilia tampoco te permitirá sacrificar tu vida, pase lo que pase ¿verdad?

Emilia observa con cierta ira a Miklotov mientras comprende su verdadera intención. Toma las manos de Miklotov y le mira directamente a los ojos.

—No voy a permitirte hacer eso. Sé que debes estar pasando por un momento desgarrador y triste, pero eso no significa que tu vida haya llegado a su fin. Tu nieto no querría eso para ti.

—Señorita... —murmura Miklotov.

Emilia sonríe, irradiando tranquilidad.

—Incluso si dejas de ser sabio, te aceptaremos con los brazos abiertos para que puedas disfrutar de una vida tranquila.

Los ojos de Miklotov se abren desmesuradamente; parece ser más sentimental de lo que había imaginado. Sin embargo, no ha derramado ni una sola lágrima. Bueno, no sé qué haría yo en su lugar.

La venganza... Viví casi hasta morir por ella. Derrotar al estado... Supongo que tenemos algo en común.

—Sin duda alguna, no me arrepiento de mi decisión —afirma Miklotov con determinación.

Miklotov parece decidido y Emilia también parece comprender sus intenciones. Emilia ha manejado la situación admirablemente bien; probablemente ni siquiera pensó en utilizarlo para sus propios fines y aun así logró ganarse su confianza sin ningún problema.

Emilia y el protagonista de esta historia se parecen mucho entre sí. Supongo que por eso se amaban mutuamente.

Y luego está alguien como yo...

Miklotov se levanta y saca otro papel del bolsillo; me lo entrega gentilmente mientras habla sobre un premio otorgado a quien derrotó a un arzobispo, así como un reconocimiento al pueblo en general.

—El comité acordó otorgar un premio, pero lamentablemente no pude aumentar las recompensas —explica Miklotov frunciendo el ceño— La primera recompensa consiste en una jugosa suma monetaria: quinientas monedas santas.

—Normalmente se otorgan dos mil —añade con pesar—, pero debido a muchos problemas y la falta de un gobernante en Lugunica, el país no está pasando por su mejor momento.

Quinientas monedas santas siguen siendo una cantidad asombrosa. Te permitirían vivir lujosamente y sin preocupaciones durante toda tu vida. Aunque bueno, ese dinero no será para mí...

Re:zero SC| Empezando la Vida como un Ingeniero desde CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora