Re:zero SC| Empezando la Vida como un Ingeniero desde Cero

Las Sombras del Destino: Capítulo 5

Pecador.

Me rindo ante la inevitable verdad que se despliega ante mí como un oscuro telón de tragedia. El libro, la iniciativa de Roswaal, la apuesta de Echidna... todo cobra sentido ahora, en un destello de comprensión.

He sido derrotado.

—Mierda. —Mis manos buscan desesperadamente apoyo en la pared, mientras el polvo se cuela en mis sentidos.

"No te acerques."

Las palabras de Emilia resuenan nítidas, cortantes como cuchillas. Ella ha vislumbrado mi pasado, ha penetrado en los recovecos más oscuros de mi ser. Ahora está al tanto de las maquinaciones de Echidna, de su insaciable deseo por arrebatar fragmentos de mí, de mis recuerdos.

Con Emilia consciente de mis acciones pasadas, de mis errores y pecados, no hay escape.

Tendré que reiniciar, comenzar de nuevo desde cero, esperando tener la suerte de poder rehacer el trato. Pero perder una vida de esta manera, de manera tan absurda, es un golpe que resuena en lo más profundo de mi ser.

Un suspiro escapa de mis labios mientras me dejo caer, intentando aplacar el torbellino de emociones que amenaza con arrastrarme. La única opción que me queda en este momento es liberar todo mi maná, desatar su poder en un torrente desesperado.

Sería una forma rápida de poner fin a todo, de extinguir la llama de la existencia que arde en mi interior. Pero una voz, un eco distante de humanidad en un abismo de desesperación, me detiene.

"Eso no es algo que haría un ser humano."

El dolor en mi pecho se intensifica, como si estuviera siendo aplastado por un peso insostenible. Mi respiración se entrecorta, tratando de comunicarme algo que mi mente se niega a comprender.

De todas las personas que he conocido en este viaje, Emilia fue la que logró conquistar un lugar en mi corazón, a pesar de mi resistencia inicial. Descubrí en ella cualidades que no creía posibles, cambios sutiles que revelaban una determinación inquebrantable.

Su inalterable visión de los demás, su sincero deseo de ayudar... todo eso me atrajo hacia ella de una manera que nunca hubiera imaginado. La desesperación impregna mis palabras mientras las pronuncio en un susurro cargado de amargura y autodesprecio.

—No puedo volver a hacer la prueba.

No puedo volver atrás, no puedo deshacer lo que ya está hecho. Y aunque me aferre a la esperanza de una redención que ahora parece ilusoria, sé en lo más profundo de mi ser que el camino que he elegido me conducirá a la perdición.

Y, en este momento, sé que ya no hay vuelta atrás. La realidad se despliega ante mí como un abismo sin fondo, y me veo arrastrado hacia su oscuridad implacable.

—¿Por qué? —Miro al suelo, tratando de recobrar la compostura. ¿Por qué me siento de esta manera? Todo lo que anhelaba era ser feliz, encontrar un atisbo de paz en este mundo despiadado y caótico.

Pero ahora, si no tengo la oportunidad, si pierdo esta vida en vano, dejaré que el caos se desate. Destruiré todo, este santuario, el cristal, y acabaré con Roswaal. Mis manos se crispan con una furia descontrolada, el poder latente en mi interior aguardando a ser liberado.

Destruiré el mundo, por haberme arrebatado lo que amo una y otra vez. La rabia hierve en mis venas, una corriente de energía oscura que amenaza con desbordarse en cualquier momento.

—¡Estoy harto! —Golpeo la pared con una fuerza desesperada, sintiendo el dolor resonar en cada fibra de mi ser. Pero incluso el dolor se percibe como falso, distante, eclipsado por la tormenta que arde en mi interior.