Lo Que No Tiene Nombre Capítulo 4

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Irlam

Observo a Beatrice, quien parece estar concentrada en su libro e ignorándome en gran medida. Sin embargo, de vez en cuando, noto que lanza furtivas miradas en mi dirección antes de volver a sumergirse en su lectura.

Emilia también muestra interés en el libro y comienza a comentar cosas al respecto con Beatrice, lo que provoca una sonrisa en esta última.

Me reconforta ver que ambas se llevan bien. En cierto sentido, Emilia vivirá más allá de mi vida. Es un pensamiento que me alegra, saber que no quedará sola cuando yo ya no esté.

Aunque, quizás estoy siendo un poco optimista al respecto.

—Pero no está mal soñar, ¿verdad? —murmuro, dirigiendo mi mirada hacia Beatrice.

Al escuchar mis palabras, ella aparta su mirada del libro y me observa por un instante. Le sonrío gentilmente, lo que la hace regresar su atención a su lectura.

Sé que ella está consciente de lo que está pasando. Es mi culpa en gran medida. Lo más probable es que todas las emociones que emanaron de mí la hayan afectado profundamente.

Mi tristeza, mi dolor, mi desesperación; para ella, todo eso es palpable. No puedo ocultarle nada, y eso es un poco desgarrador. Sé que si me esfuerzo, podría cortar ese vínculo emocional, hacer que ella no sienta lo que yo siento.

Pero cuando mis emociones son muy intensas, me resulta imposible ocultarlas.

No quiero verla triste. Por eso, debo fortalecerme, debo volcarme hacia la resiliencia para que cada vez que algo cambie en mi interior, la ansiedad no me abrume por completo.

Aunque no puedo evitar preguntarme si algún día encontraré una manera de liberarla de esta conexión emocional, permitiéndole vivir sin sentir el peso de mis emociones.

Suspiro, tomando mi rifle de la parte trasera de la carroza. Mis manos acarician el arma mientras noto que la velocidad comienza a disminuir y los sonidos de gritos y aplausos se vuelven más audibles. Trompetas y tambores resuenan con fuerza, tomando a todos por sorpresa, incluyéndome a mí. No esperaba este tipo de bienvenida.

Emilia y Beatrice voltean a mirar por la ventana, visiblemente curiosas por la conmoción. A medida que la luz del pueblo se filtra en la carroza, los aplausos y la música se intensifican.

Uno de los soldados abre la ventanilla delantera y se dirige a nosotros emocionado.

—¡General Marco! ¡Señoritas! —exclama con una sonrisa— ¡Por favor, suban al techo del carruaje!

Emilia y Beatrice asienten emocionadas, abriendo la puerta trasera de la carroza y subiendo al techo con entusiasmo. En el exterior, los aplausos y los gritos se vuelven aún más ensordecedores.

—¡VIVA LA CANDIDATA EMILIA! —gritan al unísono, llenando el ambiente de emoción mientras los tambores y las trompetas suenan con toda su potencia.

Sé que debo unirme a la celebración, pero al mismo tiempo, no quiero dejar a Crusch sola. Esta es una experiencia que debimos disfrutar juntos. Sin embargo, ella me da un manotazo en la espalda, interrumpiendo mis pensamientos.

—Yo tengo otro combate por delante. Ahora es tu momento de celebrar —dice Crusch con un tono decidido—. Ve, no sientas lástima por mí. Soy Crusch Kars...

Ella no logra terminar su frase. Evito su mirada y dirijo mi atención hacia otro lado, mientras el ambiente festivo se vuelve aún más emocionante.

—Crusch, no importa qué, te haré sonreír de nuevo —la miro directamente a los ojos—. Restauraré la normalidad en todo esto. Soy Marco Luz.

Re:zero SC| Empezando la Vida como un Ingeniero desde CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora