La Guerra de Irlam Capítulo 6

22 1 0
                                    

La Primera Victoria

A pesar de la interrupción, mi determinación no flaquea. La bala surge con ferocidad, cortando el aire con su letal trayectoria, y se incrusta de manera inexorable en el rostro de Petelgeuse, corto su cabeza con eficacia y dejo caer el suelo. Un estallido ensordecedor destruye su cuerpo, reduciéndola a escombros que se dispersan por el suelo, mientras una oscuridad voraz y devoradora se traga lo que queda de su existencia.

La confirmación de su derrota está en el vórtice oscuro que se forma, un remolino de sombras que amenaza con tragarme también.

Sin embargo, no me distraigo. Mi mirada se mantiene firme, sin apartarse del espeluznante espectáculo frente a mí. Si Beatrice no se equivoca, si sus conocimientos ancestrales de la magia son precisos, el alma de Petelgeuse ha sido exterminada por completo.

«La victoria es nuestra, y no puedo evitar sentir una mezcla de triunfo y alivio

Con paso cauteloso y decidido, bajo del aire y me acerco al cuerpo destrozado del arzobispo caído. Recorro con la mirada los restos dispersos, y allí, entre los retazos de su grotesca forma, descubro el objeto que tanto anhelaba. Un espejo portátil, delicado y enigmático, que se convertirá en mi nuevo enlace de comunicación, en mi portal hacia otros mundos y alianzas inesperadas.

Giro mi cabeza, buscando los ojos de Emilia, anhelando compartir con ella este momento de victoria y liberación. Sin embargo, antes de que pueda pronunciar una sola palabra, soy embestido con una fuerza inesperada. El impacto me desequilibra y me arroja al suelo, sumido en la sorpresa y la confusión. La incertidumbre se apodera de mí, y con los sentidos alerta, abro los ojos para descubrir quién ha sido mi agresor.

Es Emilia.

Sus ojos amatista, llenos de lágrimas y desesperación, reflejan un odio profundo y visceral. Su rostro, normalmente radiante, ahora se ha convertido en una máscara de dolor y rencor. Me mira fijamente, sin pestañear, y un grito ahogado escapa de sus labios.

—¡Lo mataste! —su voz resuena con un tono quebrado y desgarrador—¡Mataste a padre Guise!

Intento alcanzarla, para calmarla, para hacerla entender que no había otra opción. Pero su ira es incontrolable, y su puño se estrella con furia en el suelo, provocando un cráter a su paso. Cierro los ojos instintivamente, esperando el golpe inminente que sin duda nmerezco.

Sin embargo, el golpe nunca llega.

Abro los ojos lentamente, confundido por la repentina pausa en el aire. Y ahí está ella, Emilia, con su puño suspendido en el aire. Sus lágrimas continúan fluyendo, pero su expresión de odio ha dado paso a un torbellino de emociones encontradas.

El silencio opresivo envuelve nuestro entorno, cargado de tensiones sin resolver, mientras nos enfrentamos a las consecuencias inminentes de nuestras acciones y a un futuro incierto que se despliega ante nosotros como un abismo insospechado.

Emilia yace desmayada sobre mi cuerpo, su semblante refleja un sufrimiento profundo y desgarrador. Me esfuerzo por despertarla, buscando en vano que regrese a la consciencia. Con delicadeza, deposito su cuerpo en el suelo, mientras mi mente se sumerge en un torbellino de pensamientos que luchan por encontrar respuestas y comprender lo que está ocurriendo.

Mis dedos se posan sobre su cuello, descendiendo por su suave piel hasta topar con las cuerdas de su collar. Con un temor latente, comienzo a jalar suavemente, sintiendo cómo cada milímetro que se desplaza provoca que mi corazón palpite con más fuerza, agitado por la incertidumbre y el anhelo de hallar una solución.

Todo parecía haber salido bien, Emilia había comenzado a creer en sí misma, a volverse más fuerte, madura y llena de energía. Se había ganado el respeto que merecía. Pensé que estaríamos juntos, que no tendríamos que someternos a estas pruebas, que podríamos trazar un camino diferente, pero ahora...

Re:zero SC| Empezando la Vida como un Ingeniero desde CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora