La Tragedia Sin Fin: Capítulo 12

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La Defensora del Bosque Elior

Llevo varios minutos corriendo hacia el bosque Elior. Mis manos no dejan de temblar, agitadas por el peso de los recuerdos que afloran en este lugar. Cada paso que doy parece hundirme más en la oscuridad de mis propios remordimientos.

«¿Estarán bien?», me pregunto, dándome cuenta de que no he ido a verlos en un largo tiempo.

Aquí, mi familia, mi madre, Archi, perdieron sus vidas debido a mi egoísmo. El eco de sus sacrificios aún resuena en mis oídos como un lamento eterno.

Sin embargo, en estos momentos, la vida de personas corre peligro, y tengo un deber que cumplir. La urgencia de la situación pesa sobre mis hombros como una losa, recordándome la fragilidad de la paz que tanto anhelamos.

He aprendido que, sin importar el miedo que me embargue o el dolor que sienta, debo esforzarme al máximo para ayudar a quienes dependen de mí.

Mis músculos arden con el esfuerzo, pero sé que no puedo detenerme.

«Esto es parte de lo que tengo que hacer como futura gobernante», siento la determinación en mi cuerpo.

El bosque se extiende ante mí, cubierto por un manto blanco de nieve que parece fundirse con el cielo nublado. Cada rama está decorada con un delicado encaje de hielo, y el crujido bajo mis pies resuena en la quietud del lugar.

Mientras avanzo, mi mente se desvía hacia Luan, a quien debo agradecerle en el futuro. Su advertencia ha sido mi única luz en esta oscuridad creciente. Si no fuera por ella, esta tragedia sería aún más devastadora.

«Por suerte me informó de lo sucedido, si no lo hubiese hecho habría llegado demasiado tarde.»

A medida que avanzo entre los árboles, vislumbro los cuerpos yacentes sobre la nieve, sus formas apenas reconocibles bajo la capa blanca. Algunos parecen haber caído en medio de su huida, congelados en una pose de desesperación eterna.

Los copos de nieve caen, cubriendo todo a su paso.

Otros muestran signos de lucha, con marcas rojas que contrastan con el blanco impoluto del entorno.

Los cadáveres, frescos aún en su estado de congelación, emiten un aura de muerte que impregna el aire. Sus rostros, congelados en expresiones de terror o agonía, son testigos silenciosos de la tragedia que ha asolado el bosque.

—Debes aguantar, Emilia —me digo, intentando calmar el tormento emocional que se avalancha en mi interior.

El viento gélido susurra entre los árboles, llevando consigo el eco de los últimos suspiros de aquellos que ya no están. Cada paso que doy es un recordatorio de la fragilidad de la vida, de lo efímero que puede ser todo cuando se enfrenta a la implacable fuerza de la naturaleza.

El bosque, una vez lleno de vida y belleza, es ahora un camposanto helado, un monumento sombrío a la crueldad del destino.

—Los salvaré, a como de lugar. —Aprieto mis manos, sintiendo la sangre fluir por mi cuerpo.

Me pregunto cómo estará ella, Luan; parece que el enemigo está usando algún método para transformar a los demihumanos en monstruos sedientos de sangre, criaturas que se asemejan a bestias enloquecidas.

¿Qué clase de magia es esta?

Mis manos se aprietan con fuerza, y siento cómo mi corazón late intensamente en mi pecho. La ira hierve dentro de mí, una llama que amenaza con consumirme por completo.

Estoy enfurecida, indignada por el hecho de que hayan utilizado a personas inocentes para convertirlas en esto.

El olor a sangre fresca y el grito desgarrador de una criatura distante me recuerdan la brutalidad de la situación.

Re:zero SC| Empezando la Vida como un Ingeniero desde CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora