Lo Que No Tiene Nombre Capítulo 5

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Déjate Llevar.

Mis ojos quedan atrapados en su imagen. No lleva un vestido lujoso ni exagerado. Es algo simple, sí, pero no por eso carece de importancia.

Se nota que es una creación de Rem, ya que tiene esos pequeños detalles en los bordes de la prenda que ella siempre añade.

Emilia me mira de manera coqueta mientras levanta un poco su capucha.

—Hoy hace un poco de frío, me iban a dar un vestido, pero Rem me preparó esto pensando en mí —Emilia sonríe, posando—. ¿Me veo linda?

Una pregunta que raramente Emilia formula, "linda", un término cuyo significado se ha inscrito en mi mente a través de mis ojos

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Una pregunta que raramente Emilia formula, "linda", un término cuyo significado se ha inscrito en mi mente a través de mis ojos.

Sí, es algo simple, pero nada es más hermoso que la simplicidad.

Un sentimiento tranquilizador que cautiva por completo.

—Rem ayudó un poco —sonrío, guiñándole el ojo.

Ella hace un pequeño gesto de puchero, acercándose a mí.

—Tonto... —Emilia baja la mirada a sus prendas antes de volver a sonreír—. Si no puedo confiar en tus palabras, entonces tendré que confiar en las de Betty.

Pero antes de que ella pueda avanzar, la detengo.

—Emilia —la miro directamente a los ojos—. ¿Eres linda?

Quiero que lo diga, quiero que esas palabras salgan de sus labios. Es un capítulo que podría seguir, una evolución en el transcurso de estos meses. Mi trato hacia ella, el trato de los demás; al menos en Irlam, todos la aprecian y la quieren.

—Linda... —Emilia pronuncia la palabra, pero su mirada se eleva al cielo—. Bueno, viendo que tus ojos no dejan de observarme, no me queda más que creerlo. Supongo que puedo ser... —desvía la mirada hacia sus manos—, un poquito, si así lo ves.

Emilia me saca la lengua, avergonzada por haber dicho tal cosa. Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro, y aunque está avergonzada por haber dicho eso, yo entiendo lo valiente que fue al expresarlo.

Fue un esfuerzo increíble

«Emilia», pienso mientras contemplo su nombre con gratitud.

—Marco, ¿qué tal si...? —Emilia dirige su atención hacia mi mano— ¿Bailamos un poco?

Suelto un suspiro ante su propuesta. Aunque se muestra avergonzada, aun así la lanzó esperando mi reacción.

—Por supuesto, señorita Emilia —me inclino, tomando su mano.

Recuerdo las lecciones de baile que Frederica nos brindó a ambos. Nunca me interesó, pero debo admitir que me sorprendió gratamente descubrir lo bien que se siente danzar cuando es con alguien con quien te sientes cómodo.

Re:zero SC| Empezando la Vida como un Ingeniero desde CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora