Valentina
La luz que entraba por la ventana golpeaba mi cara, olvidé bajar las persianas la noche anterior, me gire levemente y la piel tibia de mi novia chocó con la mía.
Hoy es su cumpleaños, su madre y yo lo teníamos todo organizado.
La tape por completo y me dirigi a la ventana para bajar las persianas, cuando la habitación se quedó a oscuras, busqué una toalla y fui directo al baño para darme una ducha.
Era bastante temprano, me vestí rápido y me dispuse a ir al super
Cuando abri la puerta para ir al auto choque con la figura de alguien, levanté la vista y ahí estaba mi padre, maldición.
—Valentina? —me hablo y casi me quedo sin respiración.
—Que paso? —cuestione, que quería, que hacía aqui?
—Y João? —miró las llaves en mis manos.
—Está adentro —apunté— Tengo que bajar algunas cosas del auto —cerré la puerta.
—Pensé que te sentías mal por eso no fuiste a la oficina —me habló y asentí.
—Un poco dolor de cabeza pero ya estoy bien —mentí, claro que no, declare feriado por el cumpleaños de mi novia.
Lo declaramos las dos porque aviso que no iba ir al trabajo.
Me abrazo y besó mi frente.
—Excelente es mejor que descanses —asentí— Ya no iré está semana por la oficina, te veo el lunes.
—Nos vemos —sonreí y caminé hasta el auto.
Abrí el auto e hice como que buscaba algo dentro, en cuanto dejé de escuchar el sonido del motor de su auto me asome a la calle y lo perdí de vista.
Subí de inmediato al auto y conduje hasta la casa de la madre de Luiza.
Golpee la puerta un par de veces y la abrió.
—Buen día Valentina —sonrió y me dio un abrazo.
—Buen día —también le devolví la sonrisa— con Luiza en la casa fue imposible traer todo esto —le entregué la bolsa con las cosas para decorar.
—No te preocupes Duda vendrá en el transcurso del día para ayudarnos —asentí— Ven —me llamo adentro y pase— Lleva esto para sorprenderla —me entrego una bandeja llena de comida, también preparé algo para ti —también se tomó el tiempo de preparar algo para mi.
—Muchísimas gracias —agradecí, realmente lo estaba.
—Ya te toca a ti traerla en la noche, está bien? —asentí— Ve antes que despierte —me acompañó a la puerta— Gracias por cuidar de mi hija —sonreí.
—Gracias a ti por hacerme parte de esto —agradecí y se despidio con la mano.
Dejé el desayuno sobre el asiento del copiloto y volví a conducir hasta mi apartamento.
Bajé con la comida y lo dejé sobre la mesa, busque los chuches que compre ayer y también el pequeño osito de peluche color rosa pastel que compre.
Me dirán que es algo cliché pero me parecía super lindo dárselo, esperaba que lo ponga en algún lugar de su habitación.
El día anterior le eché un poco de mi perfume, Luiza siempre que sube al auto me dice que huelo delicioso, según ella es durazno y según yo solo huele a frutos rojos.
Subí las escaleras y abrí con cuidado la puerta, ella seguía muy dormida y como no? Estuvimos entretenidas toda la noche madrugada.
Sonreí al verla tan tranquila, no tenía ni idea de lo que le esperaba hoy.
